1. Eventos desafortunados

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Londres, Inglaterra 1885

Las damas danzaron toda la noche sin detenerse ni por un segundo. La presión social de tener que ser la mejor mujer para ser elegida por un hombre "honrado" se notaba por toda la sala de baile.

Pienso que es tan absurdo depender del dinero de un hombre, pero las mujeres no tenemos otra salida. Por eso mis padres desde hace unos meses creen que ya estoy en edad para conseguir un esposo que me sustente económicamente, pueda tener hijos con él y ser infeliz por el resto de mi vida.

¿Lo describi un poco trágico? Puede ser, pero eso no quita que es la realidad de muchas mujeres o chicas de mi misma edad.

Me obligaron a venir a este baile donde conocí a muchos muchachos pero ninguno era de mi interés, en realidad, no tengo ni interés en casarme, en encerrarme a ser una triste ama de casa que no puede ser libre. Solo salir de mi hogar para hacer las compras, ir a eventos y pretender tener una familia feliz. Yo quiero ser libre, vivir aventuras, conocer nuevos lugares y crear arte, mostrarlo al mundo.

Salí de mi fantasioso pensamiento y volví a mi deprimente realidad, una gran sala que pertenecía a la casa de la familia más rica de Londres, los Willimburgh. Alrededor mío ocurrían muchas situaciones que me entretenían y me parecían un poco graciosas, Madame Bovary junto a Sir Trombley bailando de una forma muy extraña, y hago una gran énfasis en el muy.

Giro mi vista hacia la derecha y.... Oh no. Lo veo venir hacia mi. Intento salir de mi lugar pero ya era tarde. Él había tomado asiento junto a mi.

—Nicholas Stone. — Saludo con un desagrado bastante notable.

—Caliope Carrier, que sorpresa... — Los dos sonreímos falsamente.

—¿Qué quieres? Los dos sabemos que no viniste a saludarme, necesitas algo.

—¿No puedo venir a saludar a mi persona favorita de todo Londres?

Al escuchar esto último lance una gran carcajada. ¿Yo, la persona favorita del repudiable y fastidioso Nicholas Stone? Solo en mis pesadillas. Nos miramos como por tres segundos hasta que este rompe el silencio.

—Está bien, tú ganas, necesito un gran favor.

—No, ni en mis sueños. Nunca te ayudaría. No te mereces mi servicio de buena persona. — Solté esto último con un tono creído.

—Sabes Carrier, hay un bar secreto donde muchachas de tu edad se juntan a leer lo que llaman "arte". Leen poemas, textos y hasta libros. — Mierda, ya se a donde quiere llegar con esto.

—¿Y que con eso? — Me hago la de otro mundo y evito su mirada.

—Se que vas todos los fin de semanas, que te escapas, que lo sobornas a Eros para que te cubra... — Dijo en un tono amenazador que me hizo enfurecer en tan solo un segundo y ponerme como un tomate. —Y que si tus padres se enteran te encerrarian toda tu vida.

—No te atreverías. — Lo desafíe, pero muy dentro de mí deseé no haber dicho eso.

—¿Ah, no? — Contestó desafiante.

Parecía que el destino hoy no quería estar de mi lado. Justo ahora mismo mi madre Anne pasó junto a mi mesa donde estábamos Nicholas y yo. Veo que él intenta llamar su atención, así que decido ejecutar una gran pisada sobre su pie.

Un terrible grito agudo retumbó por toda la sala, lo cual llamó la atención de todos e hizo que el baile pare.

Madre se dio vuelta y ahora se dirigía hacia nosotros. Nicholas, como el bebé llorón que es, se sobaba su pobre pie sin darse cuenta que todos los ojos estaban sobre él, y qué raro, por que a él le encanta la atención.

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⏰ Última actualización: Oct 03, 2023 ⏰

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Miss Carrier en busca de los objetos perdidosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora