𝑷𝒓𝒆𝒕𝒕𝒚 𝑩𝒐𝒚 ✓ ᴏɪᴋᴀᴡᴀ ᴛᴏᴏʀᴜ

01

"La infelicidad es momentánea"

No dejaba de repetir eso en su cabeza aquel jóven alto peli castaño, como intentando plantar en su mente esa frase que era un intento de sus parientes para hacerlo sentir mejor.
Estaba sentado en la parte trasera del auto de su hermana mayor que iba conduciendo tranquilamente, viendo de vez en cuando a su hermano por el retrovisor del vehículo buscando alguna expresión en él.

- ¿Te encuentras bien Tooru? - pregunto la mujer adulta, en un intento un poco desesperado de distraer de lo que sea que le pasaba en la cabeza de su hermano.

- Estoy bien. - dijo sin más, produciendo una sonrisa forzada, esto rompía el corazón de la mujer.

- Si necesitas más tiempo para ir, o no te encuentras listo puedo pedir una cita para otro día. - le ofreció al muchacho, no quería sentir que estaba siendo cómplice al obligarlo a ir cuando aún no quería.

- ¿Por qué no iría? Es por mí bien al final. - sonrió de una manera más animada. - Además, mamá se preocuparía.

- Está bien.

Y así terminó esa pequeña charla que había roto el silencio de aquel viaje, que era un poco largo en realidad. Se dirigían hacia un consultorio psicológico bastante conocido por su buena reputación y años de servicio, se había agendado una cita para el muchacho desde hace unos días y ya era el momento. Debía admitirlo, se sentía nervioso, decir que irás es fácil pero el camino hacia el lugar es una tortura, cosa que estaba sufriendo ahora.

No habían ni pasado diez minutos desde que uno de los dos habló y ya habían llegado, Tooru observaba el lugar aún desde el auto fijándose principalmente en el cartel con el nombre del edificio y sus paredes blancas pulcras de ninguna mancha o suciedad agena, de cierto modo se miraba... Triste.

Salió de aquel vehículo y vió como su hermana iba a seguirlo para acompañarle cosa que no iba a permitir y fue directo hasta la ventana del copiloto para hablarle directamente.

- No es necesario que vengas, además, hoy es tú día libre, ¡Mejor pásala con Takeru! - dijo con animo, prefería que su hermana pasara su día libre con su hijo que en un lugar tan deprimente.

- ¿Estás seguro? Puedo llamar a mamá para que lo pasé recogiendo de la escuela.

- Querida hermana, casi no puedes conseguir días libres y me sentiría responsable de quitarle tiempo de calidad con su madre a Takeru. Mejor ve con él y cómprale un helado, yo estaré bien, es solo entrar y sentarse en una sala de espera hasta que llegue la hora y llamen a mi nombre, ¿No?

- ¿Estás completamente seguro? - volvió a preguntar la mujer recibiendo un asentimiento junto a una sonrisa más alegre por el muchacho - Si pasa algo o te arrepientes llámame, ¿Sí?

- Está bien.

Acercaron sus manos en forma de puño chocando estas entre sí, era una cosa de ellos por así decirle, un tanto infantil si te pones a pensar pero aunque pasarán los años lo seguían haciendo por costumbre.
E

l auto empezo a moverse de nuevo, perdiéndose entre la distancia, el jóven ahora estaba solo, pero no es como que alguien se lo fuera a robar o algo. Ya no era un niño, podía con eso.