Capítulo 4

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¿Por qué me pasaban estas cosas? ¿Qué había hecho tan malo para que justo a mí me pasara esto?


A pesar de que Brat era grande y fuerte, cerca de metro noventa ya que quearterback, Daemon le podría tumbar de un solo golpe, pues era incluso más alto y fuerte y además tenía experiencia.


No podía dejar que algo pasara. El padre de Brat era importante y encima había al rededor más de medio instituto. Si se provocaba una pelea muchos se metería por medio, y más de uno saldría mal parado. Pero eso no pararía a Daemon, le daría a Brat la paliza de su vida, y Daemon podría acabar en la cárcel y más teniendo en cuenta su historial, que ya había estado allí encerrado varias veces. Pero aunque unas veces estuvo más tiempo encarcelado que otras, una vez hasta seis meses, acababa saliendo porque alguien pagaba su fianza.


Y yo estaba en medio de todo esto. Me podían relacionar y los pocos meses que me quedaban de instituo eran decisivos. Necesitaba una beca, había trabajado muchísimo.


¡Joder! Empezaba a hiperventilar, hacía demasiado calor. ¿Por qué todo el mundo se había acercado tanto y se nos estaba echando encima? No podía respirar.


Joder, joder, joder.


Iba a vomitar. Si le vomitaba encima a alguno de los dos primates con el pecho hinchado de testosterona seguro que paraba la pelea que se iba a armar. La bilis se me subió a la garganta.


Salí corriendo en dirección al jardín. Solo necesitaba respirar.

En cuanto estuve fuera y una bocanada de aire fresco me golpeó me calmé al instante. Me doblé sobre mi misma y apollé las manos en las rodillas respirando profundamente. Que gusto.


Sentí una gran mano que abarcaba todo el ancho de mi espalda acariciándola de arriba abajo mientras que otra me apartaba el pelo de la cara. Estaba demasiado cómoda como para darle importancia. Cuando me relajara del todo ya me volvería loca.


-No sabía que ahora tuvieras algo con Brat -gruñó diciendo con sorna su nombre imitando su tono pijo.


Me hizo gracia. Si la situación hubiera sido distinta me habría reído pero tenía semejante nudo que ni siquiera era capaz de mantenerme erguida.


Daemon siguió acariciándome hasta que pude separarme de él y articular palabra.


-Y yo no sabía que ahora evitaras una pelea.


Él simplemente soltó una irónica carcajada.


-Tú eres más importante -murmuró, o más bien creí haberle oído murmurar pero lo más probable era que hubiera dicho otra cosa, aunque con los efectos del alcohol y del mareo tampoco podía afirmar nada con seguridad.


-¿No vas a decir nada? -esperó a que contestara pero me mantuve callada. Empezaba a impacientarse y eso no era muy buena señal-. Te lo preguntaré más claramente, ¿qué hacías con Brat? -gruñó enfadado como si no soportara el mero pensamiento de nosotros juntos.

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