Cazador de demonios y cazador de azakanas

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Era una noche helada, la nieve cubría todo el bosque tiñendo árboles, plantas y el suelo de blanco, entre los árboles se podía ver una silueta de un hombre alto y delgado

Caminaba tranquilamente por la espesura del bosque, sus pasos se quedaban marcados en la nieve, eran suaves pero firmes, lentos pero calculados

Hasta que escucho algo que lo puso en alerta, no era donde estaba, se escuchaba un leve pitido a lo lejos, de concentro en el sonido y lo reconoció

El grito de una persona

Aceleró el paso y empezó a correr a una velocidad que una persona normal no podría, mientras se movía a alta velocidad causaba una ráfaga de viento que sacudía violentamente a las plantas y árboles del lugar, solo se podía ver un borrón rojo

A medida que fue avanzando, los gritos se hacían más fuertes, hasta que pudo saber que era el de una mujer, o más bien una niña adolescente

Siguió acercándose hasta que llegó a una cabaña pequeña en medio del bosque, no más de 4 personas vivían allí, había unas escaleras que llevaban a la puerta de la entrada, está consistía en una puerta corrediza que estaba toda destruida

El hombre vio los rastros de sangre y se apresuró para adentrarse en la casa, cuando entro observo el desastre que había paredes destruidas por garras, manchas de sangre y el suelo agrietado

Continúo explorando el lugar hasta que encontro un hombre tirado en el suelo de cabello negro y un kimono azul todo rasgado, se notaba la sangre como bajaba por su cabeza y los todos los cortes recorriendo su cuerpo, estaba gravemente herido pero seguía vivo

"Así que el no era tu presa..." Pensó el hombre.

Debía atender al herido pero tenía asuntos más importantes, el que causo todo esto...

Debido a que la cabaña era pequeña no tardó en encontrar a la fuente de los gritos que había estado escuchando, se apresuro a una puerta destruida y entro a un cierto, estaba muy desordenado como si hubiesen dado vuelta la habitación

Y en el centro de está lo pudo ver

Una bestia gigante de 2 metros de alto, melena grisácea y despeinada, piel negra como el carbón, en sus manos había garras en vez de dedos y tenía patas de cabra. Su cara era color blanca a diferencia de su cuerpo, tenía una uniceja que se curvabahacia arriba en las puntas, ojos rojos con pupila de gato, de su boca sobresalían cuatro colmillos y tenía una sonrisa

Estaba mirando hacia abajo, más precisamente a una niña de unos 14 años, cabello negro, ojos café y un kimono blanco manchado por la sangre, sus ojos oscuros con una tonalidad roja reflejaban miedo mientras lloraba, parecía que se iban a salir de sus cuencas, temblaba como si estuviera sufriendo una convulsión

"hEeHhheHeeh" La bestia se reía macabramente, estaba disfrutando del sufrimiento de la niña o más bien estaba degustando las emociones negativas para luego finalizar con el cuerpo de la niña

El hombre solo sintió un irá inimaginable al ver la escena, como estos seres disfrutan de la desgracia de las personas, ni siquiera haciéndolo por sobrevivir si no por puro placer, iba a explotar de la furia pero se calmo

Debía controlar sus emociones, si no sería peor, lo sabía muy bien, tono un largo suspiro y despejo su mente

La bestia aún no se había dado cuenta de su presencia debido a que estaba distraída disfrutando del miedo de la niña, mientras que la niña tampoco pudo notarlo su corazón empezó a latir más fuerte, no podía controlar su cuerpo, hasta que su vista comenzó a ser borrosa y vio todo negro.

El Imborrable en un mundo de demonios Donde viven las historias. Descúbrelo ahora