Parte 4

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"Padre yo..........Me encuentro sin palabras........ ¿No te parece algo vulgar?"
"Dalia querida, no tenemos otra opción, de igual manera, no parecerá ello, iremos como una fiesta normal, pero sabemos las intensiones de ella" menciona mi madre.
"¿Pero en todas las fiestas no es acaso así?" Nuevamente estupefacta hablo
"Efectivamente. Pero, en este caso, se presentarán de manera obligatoria los jóvenes de todo el reino tanto nuestro como el vecino. Suele pasar, que reiteradas veces, las familias están negadas a llevar a sus hijos a las celebraciones del reino y en el caso de este año en adelante será de carácter obligatorio" dice mi padre de manera más tranquila viendo que ya no tenía salida.
"Como verás, esto es todo, pueden retirarse. Debo seguir con mi trabajo."
Me levante lentamente de la silla y me dirigí a la puerta ya abierta por el escolta de mi padre, preparándome psicológicamente para lo que se avecinaba.

Actualmente hoy nos encontramos en el día viernes 19. Día de la fiesta del reino. Me encontraba dando detalles al maquillaje que había decidido utilizar. Gracias a Dios, los peluquines blancos exorbitantes y el maquillaje exagerado había concluido ya hace una década. Mi cabello castaño oscuro se encontraba suelto, solo un pequeño recogido tomado por una diadema blanca lo adornaba.
Ya preparada, salí de mis aposentos y me encamine a las escaleras junto a mis hermanos.
Mis padres ya se encontraban ahí a mi espera, lentamente, por exigencias de mi madre, bajamos las escaleras de delante de la casa.
La existencia de los primeros autos facilita de manera ilógica el transporte y reducía las horas de viaje.
Al mirar mi reloj, aprecio que solo quedan unos pocos minutos para encontrarnos en el salón principal.
Admito, estoy asustada, y si llegase a ser que un hombre divorciado me busque? En el caso de que así fuese, mis padres estarían de acuerdo con tal de que no sea un noble cualquiera y eso, es lo que me genera tanto miedo.
Y si fuese un niño que tiene lo que desee, y en este caso me desea a mí? Este pensamiento me da repulsión.
Algo que me hace relajarme es pensar, hace siete años que soy capaz de ser desposada, tal vez, no soy visualmente agraciada y eso genera que nadie me despose y pueda vivir como ahora sin preocuparme. De igual manera lo que "arruina" mi rostro son mis pecas y una pequeña marca en mi mejilla por una caída de niña. Pero al parecer, según mi madre, reduce mi nivel.
Nos detenemos en una pasarela y la última en bajar soy yo. Varios pares de ojos de los criados recaen mi. Me encuentro incómoda y sonrosada por la situación.
El interior del gran salón es maravilloso, ventanales del suelo al techo, paredes con columnas labradas en plata y una cúpula en la parte superior donde se encuentra la región  celestial de Aristóteles, algo meramente magnífico.
Como suele ser, aunque dijeron que era "pequeño", cientos de personas bien parecidas se encuentran charlando de manera efusiva pero siempre siendo educados, sobre sus familias, viajes y restantes posesiones materiales.
Siento una mirada sobre mi y me generan los mismos escalofríos que sentí hace unos días atrás. Con toda la sutileza posible, volteó levemente hacia esa mirada.
Miedo y desesperación. No se como, ni cuando, pero la alimaña estaba ahí, eran sus ojos, los cuales acompañados de una sonrisa ladeada me miraban sin descaro.
Lo que mi mente no comprende, ese hombre sabe que yo se que es el, pero, ¿cómo explicarle a la gente lo que se, sin que piensen que me volví plenamente loca?

DaliaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora