𝗣𝗥𝗢𝗣𝗘𝗥𝗧𝗬 ✓ 𝖱.𝖲𝖴𝖪𝖴𝖭𝖠 [+18]

II

"¿Un pacto? ¿por qué quisieras hacer un pacto conmigo?" Sacudiendo tus rodillas te levantaste del suelo deshaciendo cualquier rastro de tierra.

"Tú quieres algo y yo quiero algo. Es coherente la propuesta." Pegaste tus ojos de nuevo a los suyos, vacilante. "Si eres lista vas a aceptar y tus amigos no morirán. Salvarás incluso tu propia vida, no olvides que puedo asesinarte justo ahora."

Tus manos comenzaban a sudar en frío, no tenías idea de sus intenciones. A causa de la lluvia, unas gotas de sangre se derramaban todavía por su pecho. "¿Qué quieres de mí?" Maldeciste internamente pues titubeaste.

Sukuna notó que temblabas ligeramente haciendo que sonriera con burla. "No tiembles, no hay nada que temer, ¿qué es lo peor que podría pedirte? ¿tu vida a cambio de la suya? ¿dejarme torturarte? ¿eso te asusta?"

"Dilo, ¿qué quieres de mí?" Clavaste las uñas en tus palmas con fuerza preparándote para cualquier respuesta. Dejaste de pensar en ti y miraste a Megumi, al parecer se encontraba inconsciente, era mejor a que estuviera muerto.

"Hagamos un pacto, vas a entregarme todo tu ser. Quiero que tu alma... y cuerpo me pertenezcan."

Los colores de tu rostro desaparecieron y cualquier palabra se quedó estancada en tu garganta. Tuviste que dar un respiro profundo para calmarte. "¿Qué quieres decir con cuerpo? sé más específico."

"Captas rápido. Quiero decir que cada que yo deseé tomaré el lugar del mocoso para tener sexo o hacer lo que se me plazca contigo." Frunciste el ceño.

¿El Rey de las Maldiciones quería hacer tal acto carnal?  "¿Por qué? cuando vez mujeres y niños lo primero que piensas es devorarlos, no soy estúpida."

"Deberías agradecerme pues quiero devorarte de otra manera, muñeca." Intentabas enfocarte en la situación actual y en el destino que ibas a sellar en caso de aceptar. No querías hacerlo, ¿involucrarte con una maldición? sonaba terrible. "Decide rápido o cancelaré el trato."

"Hagamos el pacto." No pensaste más. "Pero antes, no olvides que estás usando el cuerpo de Itadori. Es contra su voluntad si tenemos sexo." Sentirías culpa cuando se enterara lo que Sukuna tenía planeado hacer con él.

"Entonces tienes mucho que explicarle cuando regrese." Extendió su mano. "Tengo gustos caros a la hora de follar, quiero que pienses en lo peor que podría hacerte y lo multipliques por diez. Sangrar y llorar es lo que más harás."

"Puedo soportarlo." No, no sabías si podías soportarlo porque cada vez que alguien ponía una mano sobre ti te retractabas, es decir que no tenías nada de experiencia en el ámbito. "Cuando vuelvas hablaremos de los términos y condiciones."

"Tienes prisa, ¿eh?" Viste su mano. Mordiendo tu labio suavemente la estrechaste. Cadenas aparecieron por milésimas de segundos representando la atadura que acababan de formar. Tomó un solo parpadeo para que Sukuna se aproximara evadiendo tu espacio personal, con sorpresa por la cercanía retrocediste tropezando pero siendo sostenida de la cintura.

"Sukuna." Su dedo índice viajó a tus labios.

"Shh. Cállate y escúchame, preciosa." Comenzaste a retractarte pero no hiciste algún otro sonido complaciendo al contrario. "Esto no es ningún juego o al menos no para ti. Te entregaste a mí, eres de mi propiedad ahora y harás lo que yo dicte. Tal vez piensas que no llegaré lejos contigo pero ve preparándote. Me gustaría que aprendieras tu lugar antes de empezar lo que tú decidiste, ser miserable."

Te sentiste pretificada por segundos, parecía que disfrutaba tus reacciones pues no borraba la estúpida sonrisa.

A cambio tú lo único que hiciste fue bajar la mirada al suelo, pensativa con el corazón acelerado a causa de los nervios, tenías miedo de lo que tus amigos pensarían de ti. Nadie sabría del pacto a menos que alguno lo mencione pero los rumores podrían expandirse y la idea era terrible.