Eran las once de la noche, daba vueltas en mi cama tratando de dormir pero por alguna razón estaba ansiosa no quería agarrar el celular porque sé que me la pasaría despierta hasta las cinco de la mañana y tengo que pararme a las siete de la mañana para terminar a tiempo mi proyecto de sociología, estaba mirando a la pared y sentía que ya me estaba quedando dormida ¡Por fin cerebro! pero de repente escuche cómo si alguien se acercará a mi pequeña casa que estaba rentando, es cómo una unidad habitacional pero de estudiantes, era genial que fuera mitad independiente y mitad de la universidad porque cobraban más barato que en otros lados, era pequeño pero bastante decente.
Ahora escuchaba cómo un llavero ¿Quién carajos es? Me levanté molesta pero no avancé me quedé pensando, luego agarre un fierro pesado que tenía abajo de mi cama, por sí las dudas una nunca sabe lo que pueda pasar. Lo agarre fuerte y sigilosamente me acerque a la puerta para ver por el picaporte, espera, ¿Qué está haciendo aquí Elizabeth?
- ¿Uh? - quite los seguros de la puerta y la abrí - ¿Qué haces aquí? - pregunté algo confundida se supone que había ido a visitar a su madre en el estado y según volvería el sábado, era jueves. - es decir ¿No te quedabas con tu mamá? - ella solo me miraba... Raro no sé describirlo pero era cómo si tuviera miedo, me espante un poco - ¿Estás bien? - deje el fierro a lado de la puerta, la tomé del hombro para meterla a mi casa porque no hacía ni decía algo, cerré la puerta. Me quedé viéndola esperando por algo, lo que sea pero nada. Ella solo veía sus manos nerviosa mientras me miraba y luego desviaba la mirada seguido de un gran suspiro. - Beth me estas preocupando - tome sus manos - dime qué pasa cariño, ¿Paso algo con tu mamá? - ella seguía sin verme pero negó con la cabeza - oye - la llamé suave, con mi mano tome ligeramente su mentón para que me mirará y lo hizo pero empezó a llorar, carajo no entiendo qué está pasando pero tampoco creo que presionarla sirva de mucho así que solo la abrace acariciando su espalda y su cabello - oye aquí estoy amor - le di un beso sobre su cabello éramos casi de la misma altura solo que ella era poco más alta. - aquí estoy mi blonde - Le di un beso en la mejilla izquierda, en mis labios quedó el sabor salado de sus lágrimas - por favor... Dime qué pasa - la tome de las mejillas con las dos manos, seguía llorando.
- Lo siento - dijo a duras penas - yo... - la interrumpió un llanto - en verdad lo siento Ro - ¿Por qué se está disculpando? No entiendo nada pero yo seguía limpiando sus lágrimas y sobando su brazo.
- no entiendo por qué lo dices pero ven - la tome de los hombros con cuidado y la senté en el sillón - espera, te voy a hacer un té - antes de irme a la cocina le dejé un beso en la frente y solo lloro más, no quería alejarme de ella pero necesitaba hacer algo más que solo abrazarla.
Volví momentos después con un té de manzanilla caliente. - toma con cuidado - lo agarro lentamente con sus manos temblorosas, me senté a lado de ella sobando su espalda y arreglando su cabello rubio que le cubría la frente, ella no tenía largo el cabello, lo más largo que tenía era el pequeño copete que se le hacía del lado izquierdo. Pasaron unos minutos para que tomara el té, luego de que tomó más de la mitad dejo de llorar pero seguía sorviendo su nariz, yo seguía acariciando su espalda y brazos.
- ¿Puedes decirme qué pasó?, ¿Por qué te disculpas? - ella hizo un puchero que inmediatamente oculto mordiéndose un labio. La mire desconcertada. - deja de asustarme Beth - dije seria porque sentía que estaba jugando conmigo y mi estómago comenzaba a doler de preocupación.
- Yo... - se le quebró la voz y se limpio una lágrima con brusquedad, respiró hondo y soltó un fuerte suspiro. - te engañé - dijo rápido pero con voz fuerte. ¿Cómo? Balbuceé un poco y lo único que salió de mi boca fue:
- ¿Qué? - mis manos las tenía ahora en mis piernas cómo tratando de sostenerme aunque estaba sentada, estaba un poco girada hacia ella. Elizabeth no me miró, no dijo nada más, nos quedamos un momento en silencio, en mi cerebro estaba procesando lo que acababa de decir porque definitivamente no hablaba de un engaño en plan "mentí cuando dije que iría a visitar a mi madre" no, sonaba a una jodida confesión. - Elizabeth - mi voz se escuchaba molesta, no me sentía así, me sentía traicionada, lastimada, no quería que mi voz se escuchará así. - ¿Qué hiciste? - ahora sí me escuche herida y exigiendo una repuesta pero seguía sin verme, carajo pensé que tenía ovarios. - Elizabeth maldición al menos dímelo en la cara y no al aire. - No quería que mi enojo saliera, me daba miedo ese lado de mi, no quiero que ella lo vea pero creo que está ocasión no lo podré evitar.
ESTÁS LEYENDO
Limbo
Short StoryDebes sanar heridas pasadas para no lastimar a alguien más o lastimarte más a ti mismx. La canción Sorry de Beyoncé y Save your tears de The Weeknd me inspiraron de alguna forma a escribir esta historia de dos capítulos. Si copian de menos avisen...