Ecos de una pesadilla

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Entre en la zona de chequeo de la ciudad donde normalmente los viajeros y caravanas eran revisado en busca de sustancias peligrosas o proividas principalmente Siaxtic, una sustancia que al consumirla aceleraba el proceso de cicatrizacion y negaba cualquier tipo de dolor al cuerpo, claro está que no es oro todo lo que reluce, pues está droga producía una adicción absoluta desde la primera vez y alucinaciones demasiado agresivas, lo cual era un problema demasiado grabe.   

Krauser, un guarda cual hacia tiempo que habíamos establecido amistad se acerco a mi con una sonrisa en la cara.

-Ehh muchacho- dijo mientras se acercaba-dime que no as tenido ningún accidente y que traes ai tú mercancía.

En ese momento sonrei y saqué de mi mochila una botella de Froil.

-Es esto lo que buscas- le dije con un tono burlon.

-Sabes que sí maldito, ese jugo hecho por los malditos Shiona es demasiado.

-Sí la quieres es tuya por 200 cex- en ese momento me miro asustado.

-¡¡Maldición Reilx!!-dijo un poco enfadado-¿¿Ves ese precio normal??

-Efectivamente, está sin diluir de esa botella puedes sacar tres más y sabes que a ti siempre te tengo un precio especial, sí no serían 250 cex. En ese momento le cambio la cara y volvió a su expresión de desenfado.

-Me alegro de hacer negocios contigo-saco el dinero y me lo entregó a cambio de aquella valiosa botella- No olvides dejar tus armas ai.

Deje mi Rifle de cargas, un arma moderna que tenía una función esencial en mis viajes por su capacidad de transformar cualquier cosa en proyectiles le hacia la mejor arma para viajar aún que su mantenimiento fuese bastante caro.

Al entra en la ciudad no me sentía a salvo, mucha gente pensaba que esto era lo mejor, pero también tenía su lado oscuro.Pocos conocían la presencia de ladrones de órganos, que te destripaban en cualquier callejón sin piedad alguna, por eso, contra  las órdenes de Krauser llevaba una pistola antigua con 15 balas, me diriji al mercado y vendi 7 de las 10 botellas que me quedaban ganando 1750 cex una fortuna que se iría en nada.

Me acerque al barrio donde estaba ella, entre en el local y ai la vi, con su pelo azul eléctrico y sus ojos  verdes manzana, su largo pelo le llegaba asta esa pequeña cintura perfecta, mientras la contemplaba su dulce voz me interrumpió de aquel trance.

-As vuelto- dijo con una sonrisa en la cara.

La caída del quinto sueñoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora