Busqué superarte en
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Excusas para no pensarte
porque tu recuerdo me da miedo.
Me lastima, me duele, me hiere, me parte en dos y mi corazón no soporta una fisura más.
Pero mi cabeza me odia y
vos siempre estás omnipresente en cada cosa que hago.
A veces intento evocarte
camino por tus calles
escucho la música que escuchabamos
termino los videos que no llegamos a ver
y hago los planes que no pudimos cumplir.
Volver a coincidir en la simultaneidad.
Algún día quizás miramos la luna al mismo tiempo.
No te confudas. Esto no es acoso. Es sobrevivencia.
Nunca te encontré.
Si mi ilusión consiente ya es lo suficientemente débil para pensar que algún día volverás,
mi inconsciente la acompaña.
Cuando creo que ese día no te pensé,
te sueño, demasiado.
Una vez le conté una amiga lo que soñamos, para volverlo eterno, para no olvidármelo. Nos pudimos apreciar con los cinco sentidos. Y va en plural porque vos soñaste lo mismo. El sueño que nos dimos otra oportunidad. Que me pudiste dar otra oportunidad. Yo quiero dártelas todas.
Fue hermoso. Fuiste hermoso.
Hoy también soñé con vos. No me acuerdo qué pasó porque olvidarte solo me sale cuando me despierto y no te vuelvo eterno. Me siento vacía
porque en la realidad
hace cinco semanas que no apareces en mi celular.
No te vuelvas a confundir, acá no hay necesidad. Esto es deseo. Lo más puro que a una persona se pueda anhelar. Puede querer.
Amor. Enamoramiento. Atrape.
¿Amarre? Quizás.
Entonces decile a tus recuerdos que me suelten. Que no quiero pensar más en el Parque las Heras, ni en la música del Kuelgue, ni en la Andes Roja, ni en tu sillón, ni en los astros o la forma de la luna, ni en el bardo de tu departamento, ni en tu cama, ni en tus rulos que me gustaban desarmar o de la suave que tenes la piel, ni en las videollamadas que no quise hacer o las veces que no te pregunté cómo estabas.
Siéndote sincera,
en el fondo si lo quiero porque
todavía
aunque no quiera
yo te quiero.
