Nada Será Normal

Capítulo 1: El inicio de una nueva vida

Existe una isla llamada Ofiuco... algo así como un cuento de hadas que desde siempre ha contado con los recursos necesarios. Allí todo era muy tranquilo, no era un país que sobresaliera en algo; más bien era uno aislado, tranquilo y solitario que no tenía más que océano a su alrededor y en el cuál eran pocos los barcos que arribaban allí.

¿Qué cosa mala podía pasar estando allí?

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C A P R I C O R N I O

—«Otro día más» —Pensé con los ojos cerrados aún acostada.

Me levanté de mi cama, abrí las cortinas y pude ver qué el sol apenas salía. Mire mi celular y un fuerte cansancio recorrió mi cuerpo al ver que el reloj apenas marcaba las 6 de la mañana.

Solo quería acostarme una vez más en mi cama.

Encendí las luces de la habitación y pude ver una linda nota encima de mi laptop.

"Hay comida en la estufa, llevas a tu hermana a la escuela. Las quiero, nos vemos en la noche" ~ Mamá.

No es novedad. Ya era costumbre que mi mamá se fuera  por la noche a "trabajar". La amo, pero hay veces en las que realmente dudo si va a trabajar.

—Ya es de día, dormilona —grite  mientras entraba al cuarto de mi hermana  y prosegui a lanzarle una almohada.

—¡Capri! Aún es temprano —Se defendió molesta, cubriendo su cara con las sábanas.

—Vamos, Dizzy, mamá se fue de nuevo y tengo que dejarte en la escuela —rezongue—. ¡Es tarde!

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En mi espera a Dizzy mire mi celular y me encontré con un mensaje en mi bandeja de entrada.

"Capri, el trabajo de química está listo"— Leo

"Está bien, espérame en la entrada"— Escribí y se lo mandé.

—¡Dizzy! ¡Apúrate! —grite, colocándome mi mochila.

—Ya voy, ya voy... —Bajo las escaleras y agarró su mochila de la silla.

Dizzy es mi todo, desde que llegó a mi vida ha sacado la mejor versión de mí. Es una niña muy risueña y mi compañera de aventuras y problemas. No sé que haría si algo malo le pasara.

Estaba cerrando la puerta cuando escucho el grito de Dizzy, rápido volteo a ver qué sucede y en ese momento una señora se me abalanza. Iba a caer sobre mí, pero pude poner mis manos sobre sus hombros para evitar que gallera encima mío.

Su aspecto hizo que soltará un grito. Sus ojos hinchados y rojos; en su cara comenzaban a notarse las venas, como si en cualquier momento fueran a reventar; en su cuerpo empiezan a brotar erupciones y hay sangre saliendo de sus extremidades.

Asustada cómo nunca agarre la mano de Dizzy, aún no podía creer lo que estaba viendo. Trate lo más posible de alejar a la señora de nosotras, y cuando voltee a ver si aún seguía ahí, su cuerpo se desplomaba al piso y dejo de moverse.

Dizzy temblaba y había visto toda la escena, lo único que pude hacer fue tapar sus ojos. No entendía que pasaba hasta que un hombre que corría hacia nosotras exclamó: