Parte única

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Contexto: Situado entre los capítulos 4-5 del manga o 3 del anime. 

Desde que comenzó aquel día, Suguru tuvo la certeza de que sería uno bastante largo

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Desde que comenzó aquel día, Suguru tuvo la certeza de que sería uno bastante largo.

Comenzando porque después de recoger a la nueva estudiante de primer año Nobara Kugisaki, junto a Megumi y Yūji, tuvo que seguirle el juego a las payasadas que decía Satoru sobre llevarlos de paseo por Tokio (cuando obviamente desde un comienzo ese no era el plan).

Claramente cuando Nobara y Yūji se enteraron de que fueron engañados comenzaron a gritar frenéticamente frente al viejo edificio al que los habían llevado (del cual brotaba una gran cantidad de energía maldita), y, por si fuera poco, Satoru había tenido la brillante idea de enviarlos a ambos completamente solos a exorcizar la maldición que había dentro.

—¿Estás seguro que estarán bien? —cuestionó Suguru luego de quedarse parado por un buen rato delante de la puerta del edificio por si algo sucedía.

—Sí sí, no hay de qué preocuparse, ellos estarán bien —dijo Satoru restándole importancia haciendo un ademán con la mano.

—Si algo les sucede será tu responsabilidad. —Suguru caminó y se sentó al lado del asiento de concreto que había fuera del edificio, dejándole un espacio a Satoru.

—Estarán bien, hazme caso —replicó Satoru sentándose entre él y el asiento de concreto, palmeándolo para que Megumi se sentara ahí—. Además, tenemos a Megumi con nosotros, él puede echarles una mano.

Megumi miró a Satoru ignorando totalmente lo que acababa de decirle y se sentó junto a él, sacando su celular para reafirmar su indiferencia ante sus palabras.

Suguru rio y se cruzó de brazos mirando las piernas completamente abiertas de Satoru. De todos los años que le conocía, jamás había podido quitarle esa costumbre que tenía de sentarse con las piernas tan separadas en el suelo, ya se había vuelto parte de él.

—¿Te importaría? —preguntó Suguru empujando con su pierna la de Satoru.

—¿Te molesta? —dijo Satoru girándose a mirarlo.

—Claro que sí, estás usando todo el espacio.

Satoru le sonrió de manera pícara y se inclinó ligeramente hacia él, quedando su cara muy cerca de la suya.

—En otras situaciones no te importaría —respondió Satoru insinuante en un tono más bajo.

—En otras situaciones, tú lo has dicho —musitó Suguru.

Suguru podía imaginarse los brillantes ojos de Satoru debajo de la venda. Como odiaba el día en el que decidió cambiar sus lentes oscuros por aquellas, pero entendía perfectamente que era por su bien. De igual manera, acercó su mano hasta ella y la deslizó un poco por el puente de su nariz, descubriendo el par de orbes azules que le miraban fijamente.

Borrowed time || SatoSuguDonde viven las historias. Descúbrelo ahora