Capítulo VI. Los sueños a la deriva

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El lunes bien temprano en la mañana, con un café de por medio, los padres de Camila recibieron en su casa al manager Froilán Herrero para conversar sobre el famoso contrato preliminar, y conocer de primera mano lo que tramaba bajo el manto impoluto de seriedad y sobriedad que lo caracterizaban.

—Gracias por recibirme —dijo mientras revolvía su taza—; es un placer para mí al fin conocerlos.

—El placer es nuestro —replicó Iliana cruzándose de piernas—, también queríamos hablar con usted.

—Dicen que las grandes mentes piensan igual.

—Dudo mucho que este sea el caso.

—¿Qué quiere decir? —preguntó frunciendo el ceño.

—Entendemos que es su área, que es de los mejores en la materia y sabe como nadie el camino a seguir para forjar una carrera, pero no estamos seguros de dar rienda suelta a Camila para transitar esos senderos.

—Créanme —sonrió antes de dar un sorbo a su café—, sé perfectamente por lo que están pasando, que es una situación tan nueva como inimaginable e inconmensurable; pero no deben dejar que el miedo los paralice y mucho menos dejar que gobierne sus decisiones.

—¿Puede ser más claro? —imploró Guillermo—. Esta reunión es para sacarnos las caretas y hablar sin rodeos, sin pelos en la lengua.

—Temo que la incertidumbre los precipite a una decisión equivocada.

—¿Y cuál sería?

—Quieren proteger a su hija, lo entiendo —asintió—. ¿Pero están seguros de estar velando por su bienestar o, en lugar de eso, se aferran a un statu quo que se les escapa de las manos?

—¿Está diciendo que somos un ancla para la felicidad de nuestra hija? —inquirió Iliana mirando absorta a su esposo, buscando complicidad.

—Digo que la dejen ser; que permitan que abra sus alas y explore por sí misma el mundo que la aguarda con los brazos abiertos.

—¿Cuántos artistas representa en estos momentos?

—No sé a qué viene esa pregunta, pero les diré que alrededor de 35 —replicó.

—¿Cuántos de ellos son menores de edad?

—Ninguno.

—Imagino un trasfondo interesante...

—Lo admito, es engorroso negociar con padres que no ven más allá del hoy, de lo efímero, lo inmediato; y por eso me siento más cómodo tratando con adultos —se excusó sin rodeos—. Además, no voy a mentirles, en su gran mayoría represento a actores y músicos populares; pero nunca tuve en frente a un fenómeno descomunal como Crema del cielo.

—Agradecemos su sinceridad, y por eso vamos a ser directos nosotros también —suspiró—, no tenemos intención por ahora de firmar ese contrato.

—¿Es una cuestión de dinero?

—No queremos cortarle las alas a nuestra hija, como mencionó hace rato, pero no vamos a negociar sus estudios —contestó Guillermo dejando poco margen de negociación—. Es fundamental para nosotros que Camila termine la escuela secundaria en tiempo y forma; eso no se debate.

—La educación es lo primero; estoy de acuerdo.

—Entonces entiende por qué no podemos aceptar esas condiciones.

—Camila puede terminar el colegio de modo remoto —insistió—; como lo hacen otras celebridades.

—De hecho está con clases virtuales, porque ni siquiera puede acercarse a la escuela sin que se agolpen en la puerta cientos de admiradores.

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⏰ Última actualización: May 26, 2021 ⏰

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