Capitulo Doce: La sexta rosa de Taehyun

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Beomgyu soltó un leve suspiró mientras se dirigía a cenar a aquel restaurante, ni siquiera volvería a casa. No tenía muchos ánimos para intentarlo, había tenido un pésimo día y no quería regresar a un lugar vacío donde nadie lo estaría esperando.

Su mente era un lío, su estómago gruñía mientras que sentía una enorme presión en su pecho sin entender el porque.

Entro a aquel restaurante, se sentó en una mesa para dos, quedaba en una pequeña esquina así que no era algo llamativo.

Suspiró, luego de cenar, habló levemente por textos con Heeseung. Admitía que le levantaba el ánimo de una forma inexplicable, aunque aún no entendía bien el porque no lo había dejado del todo, quizás le había tomado cariño.

Lo cual era extraño.

Se detuvo en una florería, dónde compro una rosa de color rojo, la miro unos segundos, era extraño de alguna forma ahora. Camino de regreso a si casa, a medida que avanzaba la opresión en su pecho se hacía cada vez mayor, quería entender el porqué.

Quizás era hora de hacer la cosas bien, de dejar ese lado estúpido suyo y comenzar a amar a a la persona que lo esperaba constantemente en casa. Hacer qué esa persona vuelva a esperar por él.

Saco su celular, dispuesto a llamarle a Heeseung para terminar todo de una vez por todas.

Camino con una pequeña sonrisa, quería llenar su ser de felicidad. La otra línea dejo de escuchar una suave voz.

─¿Hola? ─ Murmuró Heeseung acompañado de un bostezo.

Justo cuando Beomgyu iba a hablar, no pudo.

Esta vez la rosa no fue entregada, al contrario, cayó de las manos del pelinegro al ver tal escena.

Taehyun, su Taehyun estaba abrazando a alguien más, lo hacía con la misma necesidad que alguna vez lo abrazo a él, se aferraba a él, buscaba más el cuerpo ajeno, se acomodaba sobre su pecho llenándose de un calor ajeno.

No, Taehyun no le pudo haber hecho eso, él sería incapaz de serle infiel.

Taehyun no era como él.

Entonces, ese significado tenían las rosas.

Heeseung llamo una y otra vez el nombre de Beomgyu, pero este nunca respondió. Por sus mejillas comenzaron a bajar lágrimas, colgó la llamada apagando su celular, corriendo hasta ambos chicos, los separó de un golpe.

─Simplemente ─ Choi miró al menor ─¿Por qué?.

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