De pequeña fue difícil aprender a pronunciar y escribir mi nombre, no es para nada un nombre común, siempre quise saber de dónde provenía, surgieron explicaciones realmente absurdas. A medida que pasaba el tiempo y aprendía a pronunciar y escribir mi nombre, buscaba la forma de usar algún diminutivo para no enredar a otros como me enredaron a mi.Ellos estaban sentados en un sillón frente a la televisión y pensaban —que nombre le colocaremos a está niña— mamá con dolor porque era un embarazo complicado, tan complicado como el nombre que me colocó. Cuando decidió encomendarse a una virgen y me colocó como ella mi segundo nombre, fue cuando definitivamente la idea del diminutivo no era una segunda opción.
Ellos deseaban que yo fuese una niña y de alguna extraña manera decidieron que me llamara como un hombre y como una mujer en una misma palabra. Tuve muchas búsquedas de disminutivos para que luego todos pensaran que era un chico hasta que me veían de frente, los besos y caricias de una chica bajo la lluvia o las pasiones y sensaciones de un chico fuerte, loco y desenfrenado, deben ser motivos suficientes para que así tengas la combinación de un nombre de chico y de chica a la vez.
Mi hermana decía que me llamaría Emily, hasta en mis sueños contestaba por ese nombre, quien no me conocía en persona Emi era un excelente nombre, el nombre de alguna chica que puede llegar a tener una vida normal e hijos.
Ahora es diferente, no me importa que mi diminutivo sea de chico y mi nombre una mezcla rara entre K-pop y champeta africana, ya decidí que quiero hacer con mi nombre y donde quiero que esté. Ah, ¿Y mi segundo nombre?, No existe para mí.
ESTÁS LEYENDO
Mi Nombre
Short StoryEl rechazo externo puede empezar en tu propio lente, cuando rechazamos las huellas dactilares de nuestros propios dedos.