Sal Conmigo

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¿Cómo es que comenzó todo esto? Eso se ha estado preguntando constantemente durante estos últimos días Kyojuro, la verdad es que desearía saber el porqué de los recientes acontecimientos

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¿Cómo es que comenzó todo esto? Eso se ha estado preguntando constantemente durante estos últimos días Kyojuro, la verdad es que desearía saber el porqué de los recientes acontecimientos.

Todo empezó debido a una pelea.

Él no era una persona que le gustase involucrarse en este tipo de situaciones, sin embargo en esa ocasión se vio obligado a interferir.

Y ahí fue donde lo conoció.

Akaza.

Un joven de cabello rosado, seguramente teñido cabe resaltar, con un curioso par de ojos dorados destellantes.

Kyojuro estaba algo cansado de la situación, por no decir harto.

Desde entonces, aquel chico llamado Akaza, lo ha estado persiguiendo en cada ocasión que le es posible.
Si se llegaban a topar de frente en algún lugar de la institución, el contrario siempre le brindaba su característica sonrisa antes de repetir la misma propuesta.

—¡Kyojuro! Peleemos de nuevo.

Exclamaba con emoción el peli-rosa. Sus colmillos se lograban apreciar con cada sonrisa ladeada que le dedicaba al rubio.

Obviamente, Rengoku rechazaba su oferta. No era algo que Kyojuro disfrute, ¿pelear solo porque sí? ¿Por el capricho de otro? Ni hablar.

Es cierto que el joven de ojos ámbar disfrutaba de entrenar distintas técnicas de batalla, siempre con el propósito de defensa personal o para proteger a otros.
Ya que su madre, hace muchos años atrás tuvo una platica con él, cuando ella se encontraba débil y debía estar en cama, cuando creyeron que la perderían pronto.

En esa conversación, le hizo entender la razón, por la cual siempre debía proteger a quienes no podían defenderse por sí solos.
Si él era fuerte, debía usar eso para ayudar, no para perjudicar.

Es por eso que nunca peleó por beneficio propio, ni por rebeldía ni nada similar, las pocas veces que tuvo que recurrir a la violencia, fue porque era la última opción. No quería decepcionar a su madre.

Ah, su madre era una gran mujer, sin embargo lamentablemente siempre ha sido de cuerpo débil. Es por eso que él siempre cuida a su madre, no solo porque sea su deber, sino porque él así lo desea. Su madre es su adoración, con quien tiene un refugio y se siente cálido, quien le brinda su apoyo y trasmite gran tranquilidad con solo un abrazo.

Kyojuro se da cuenta que comenzó a divagar mucho en sus pensamientos cuando el de cabellera rosada vuelve a insistir con su traviesa sonrisa.

-¡No insistas por favor! Que mi respuesta sigue siendo no. -Exclama con su alto tono de voz.

Akaza ríe, en lugar de hacerlo desistir, pareciera que la situación le divierte y por lo tanto solo lo incita a seguir.

—Eh~ está bien, te dejaré tranquilo respecto a eso, no seguiré, por ahora. —Contesta el contrario. —Sin embargo, me temo que entonces te pediré otra cosa.

Te conquistaré [AkaRen] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora