Mantenía la mirada baja, no había nadie en la calle pues está era poco transitada, algo que buscaba para que nadie mirase su patético ser deambulando por ahí con lágrimas en sus ojos y su cuerpo todo lastimado, afortunadamente su estómago no sufrió ningún daño
Se sentía como basura, un asqueroso ser, un fenómeno de la naturaleza y un mentiroso. No sólo por ser llamado de esa misma forma por el que sería su ahora ex-pareja hace aproximadamente una media hora, sino por haber cometido la estupidez de semejante tamaño pese a las mil veces en que le dijeron que eso estaba mal, pero ya no había nada que hacer La mentira dada había crecido, y con ella su embarazo de ya dos semanas
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Hace ya más de once o doce años le llegó la noticia que arruinaría su vida; al ser categorizado como un Omega al igual que su hermano, quien no se veía molesto ante tal circunstancia, pero para él, era una condena eterna. Oculto su segundo genero toda la vida al fingir ser un Beta "común y corriente" llegando a faltar toda la semana se su celo a la academia, la universidad y el trabajo sin importarle nada
Aunque una vez fue invitado a la boda de su hermano gemelo, hace ya seis meses atrás, fue cuando su vida dio un giro de 360° grados
Pues en esa fiesta, conocido a un Alpha amigo del novio. De cabellos rubios, sonrisa coqueta y con un exquisito aroma a avellanas, pero con la rareza de gustarles los Omegas...
Desde el principio se llevaron sumamente bien, tenían algún que otro gusto en común y se sentían muy a gusto en la presencia del otro
— Oye... ¿Te importaría darme tu número?
— ...N-No... No hay problema~
Se sorprendió y vaciló un poco al inicio, pero al final terminó aceptando, después de todo ¿Qué es lo peor que podía pasar, no?
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El amor tocó a su puerta muy rápidamente, llegando a consumar una relación de lo más bella con tal bello Alpha, aunque a los ojos de este último estaba teniendo una hermosa relación con un dulce Beta con olor a vainilla. Claramente el Omega no quiso revelarle la verdad sobre su segundo género por miedo al abandono, por lo que sin ponerse a pensar en las consecuencias, continuo con la farsa
