Jadeo agitada intentando recuperar la respiración mientras el joven a su lado desploma todo su cuerpo sobre el suave colchón.
—Dios, que bonito es despertar así contigo.— inclinó todo su cuerpo para poder mirarla y se acerco para depositar un par de besos sobre su cuello.
—No puedo creer que siempre te salgas con la tuya.— la rubia mordió su labio negando y llevo una de sus manos a la mejilla del chico acariciandola — pero dale, ahora si a levantarnos que tengo mil cosas que hacer antes de la fiesta de hoy.
Aquel chico suspiró quejándose y volvió a esconder su rostro en el cuello de aquella muchacha.
—Ay no bonita, quedemos toda la tarde así.
—No podemos, Simón, ya te dije que tengo mil cosas que hacer.— río al ver que todas las mañanas era la misma rutina e intento sentarse en la cama, acto que el mexicano evitó tomándola con fuerza por la cintura— mi amor dale, me voy a enojar, me prometiste que si hacíamos el amor ibas a dejar que me levantara.
—Pero es que me arrepentí.
—Si sacas el brazo de ahí te prometo que esta noche dejo a Felipe con Delfi y nos escapamos todo el fin de semana a la casa del campo.— susurró la joven en su oído orden que sin pensarlo dos veces Simón acató haciendo que Ámbar soltara una fuerte carcajada y aprovechara para levantarse de la cama entre risas logrando salirse con la suya.
—No es cierto ¿verdad?.— preguntó sospechándolo que quizás aquel truco era un haz bajo la manga para deshacerse de él.
—Lo siento, amor, pero no podía seguir quedándome en la cama.— le lanzó un beso riendo y tomó su ropa del armario para luego meterse al baño —Y por favor despertá a Feli o vamos a llegar tarde.
Simón suspiró resignado y volvió a desplomar su cuerpo sobre la cama riendo por lo bajo al darse cuenta que había caído nuevamente en una manipulación de su esposa. Sin duda alguna, la manipulación era un arma que aún la rubia conservaba muy bien.
(...)
Luego de bajar todo del auto, la pareja se dirigió junto al pequeño hacia la entrada de aquella mansión que tantos recuerdos albergaba. Simón beso la frente de su mujer mientras está acariciaba la suave cabellera de su pequeño hijo.
El moreno abrió la puerta de la mansión con una de sus manos mientras con la otra empujaba suavemente la espalda de su esposa. Inmediatamente una Luna alborotada corrió ante los brazos de este y lo llenó de besos por toda la cara mientras este reía.
— Ay te extrañe te extrañe te extrañe .— repitió una y otra vez mientras se aferraba a su mejor amigo.
—Bueno bueno bueno, a ver si nos separamos que me estoy poniendo un poco celosa.— interrumpió la rubia por detrás haciendo que ambos dirigieran la mirada hacia ella.
—¿Qué dices, Ámbar? si sabes que solo tengo ojos para ti.
—No lo decía por vos, lo decía porque a mi nadie me recibe así, ¿O acaso solo lo extrañaste a él?.— preguntó la rubia haciendo que ambos mexicanos rieran y la más pequeña se acercara a abrazarla de la misma manera que antes había abrazado al chico.
—Por supuesto que te extrañe, prima, no sabes la falta que me has hecho.— contestó la mexicana para luego separarse un poco y alzar a su sobrino llenándolo de besos —Y a este muchachito mucho más, que alegría volverlos a ver.
Simón sonrío al ver la imagen de su hijo junto a su mejor amiga y se acercó a la rubia para dejar un beso sobre sus labios.
—Que alegría que por fin se decidieran a volver a Argentina, no sabes la falta que nos hicieron aquí.