Hace muchos años atrás hubo una poderosa sacerdotisa que siempre era llamada para que pueda hacer su trabajo en purificar a todos los demonios que habitaban en la era sengoku, tal era su nombre conocido que llego a oídos de un poderoso demonio inu, él más poderoso entre todos los demonios, este quería comprobar la fuerza de la sacerdotisa, pero ella siempre se negaba a pelear con él porque no tenia ni un motivo, la joven miko seguía con su trabajo pero todo paso cuando su vida se le fue arrebatada de una forma cruel.
— ¿entonces murió? — pregunto viendo a su joven madre de cabello corto y algo desordenado.
— si cariño... falleció al tener que cuidar de su gente y de su pueblo — contesto de forma cariñosa.
— ¿y que paso con el demonio inu? — pregunto mientras se acurrucaba aun más en las mantas abrigadas.
— ah, bueno... — con una sonrisa siguió — se dice que él demonio nunca pudo admitir sus sentimientos por ella cuando la miko aun vivía, pero cuando falleció y se iba lentamente se dio cuenta de que se enamoro totalmente de ella — termino mientras ponía su mano en la frente de la niña — parece que no tiene fiebre kikyo...
— mami, ¿entonces la joven nunca conoció lo que significa amar?
— si supo que es el amar kikyo — contesto, su flequillo desigualado cubría totalmente su frente.
— y como se llamo la poderosa miko — indago mientras la tenue luz de la vela parpadeaba indicando que ya mismo se iba a apagar.
— bueno su nombre era... — Justo en ese entonces la cortina se movió dejando ver a un chico de coleta alta pero corta, igual que su flequillo algo desigualado, entre su nariz una cicatriz — kohaku
— creo que ya fue mucho cuento ¿no crees rin? — dijo mientras se acercaba a ella.
— solo estaba contándole una historia nada más — se defendió mientras se levantaba de donde estaba sentada.
— bueno, sera mejor ir a dormir, mañana tiene que ir a entrenar para que mejore sus poderes — acercándose a la niña que seguía acostada en su futon — buenas noches mi pequeña — dijo dándole un beso en su frente.
— buenas noches papá — contesto con una sonrisa en su rostro infantil.
— hasta mañana — mientras se acostaban un poco lejos de ella la joven azabache se detuvo y miro sobre su hombro para poder ver a la niña que intentaba dormir — la respuesta a tu pregunta... la joven es kikyo mi niña...
— pero yo también me llamo así — dijo señalándose así misma.
— solo es un cuento de hadas kikyo... — contestó mientras salía para ir a dormir a otro lado.
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¿destino o casualidad?
Romancesesshomaru e inuyasha no podían creer lo que sus ojos veían