❝ wind ❞

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Durante cuatro años, Lee Felix y yo, Christopher Bang, tuvimos una relación que cambió mi vida por completo

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Durante cuatro años, Lee Felix y yo, Christopher Bang, tuvimos una relación que cambió mi vida por completo. Juntos, recorrimos el mundo y descubrimos rincones que nunca imaginé que existieran. Me enamoré perdidamente de él, tanto que su mera presencia me llenaba de felicidad.

En nuestra casa, la música siempre estaba presente. El imponente piano negro se encontraba en una esquina de la sala de estar, y recordaba con nitidez aquellos momentos en los que me sentaba junto a Felix mientras tocábamos.

Sin embargo, hoy me encontraba solo frente al piano. Él caminaba detrás de mí y mis dedos recorrían las teclas, dejando escapar una bella melodía. Desesperado, anhelaba que la escuchara, que percibiera mi presencia, pero parecía ajeno a mi llamado. Comencé a cantar, sintiendo mis ojos llenarse de lágrimas por la desesperación.

Cada vez que lo veía tocar fotos o ver videos de nosotros dos, las lágrimas surgían de mis ojos como un río sin fin. Cada segundo que transcurría, lo extrañaba más. Añoraba abrazarlo, besarlo y decirle lo mucho que lo amaba, pero él se había marchado y comenzaba a borrarme de su memoria.

Mi mundo se desmoronaba a medida que mis dedos danzaban sobre las teclas y cantaba con una voz desgarradora. Finalmente, rendido ante la desesperación, caí al suelo con lágrimas en los ojos, porque ya no me visitaba. En mi angustia, lo buscaba desesperadamente, pero él solo se alejaba cada vez más, dejándome en un mundo de oscuridad y soledad.

Cuando me enteré de que Felix se había marchado por aquel muchacho con un lunar bajo su ojo, llamado Hwang Hyunjin, sentí cómo mi corazón se partía en mil pedazos. Cada recuerdo y cada momento compartido se convertían en un punzante dolor en mi pecho. A pesar de todo, continuaba amándolo con todo mi ser, deseando que estuviera feliz, aunque eso implicara extrañarlo y necesitarlo desesperadamente.

Felix abandonó nuestro hogar, el espacio que habíamos compartido durante tanto tiempo, para instalarse con su nuevo amor en Corea del Sur. Cada rincón de la casa me recordaba a él, su risa, sus bromas y su amor. Dejó atrás los recuerdos, los videos, las fotografías y también me dejó a mí, alejándose cada vez más.

A veces, cuando él estaba con Hyunjin, yo aparecía en su mente y él comenzaba a llorar, pero yo no quería que se preocupara, porque, aunque no estuviese presente físicamente, lo acompañaba en la medida de lo posible.

Cuando nuevamente me olvidaba, algo me alejaba de él y me impulsaba a buscarlo, a encontrar la manera de estar a su lado. Sin embargo, el tiempo y la distancia parecían convertirse en abismos insalvables que nos separaban cada vez más.

—¡Te amo! —gritaba con todas mis fuerzas, como si mis palabras pudieran alcanzarlo, pero nunca lo hacía.

Un día, él dejó de recordarme y me olvidó. Sentí un dolor intenso en mi corazón y acepté mi derrota. Supe entonces que era hora de irme hacia el lugar donde siempre tuve que estar: el cielo. Allí, continué tocando el piano para Felix, cantando canciones que expresaban todo lo que sentía. A pesar de que se había ido por alguien más, mi amor por él jamás disminuyó.

A pesar de su olvido, mi amor persistía, y esperaba con esperanza el día en que nos encontraríamos en este lugar. Ansiaba abrazarlo y brindarle amor, aun cuando ya no correspondiera mis sentimientos y no recordara quién fui en su vida.

Solo esperaba que se encontrara bien mentalmente, porque Hyunjin era un buen chico y no merecía morir. No merecía sufrir el mismo destino que yo, ser apuñalado por Felix y gritar de dolor hasta finalmente morir. Porque a pesar de que me mató, nunca podría olvidarlo ni dejar de amarlo.

Fui yo quien asumió los riesgos, consciente de que él no estaba bien. El día en que él me arrebató la vida, simplemente explotó y lo hizo. Sabía que aún cargaba con la culpa, y por ello, nunca le tuve odio. Como espíritu, hice todo lo posible para evitar que las autoridades lo culparan, porque deseaba verlo bien y feliz, incluso si fuera junto a alguien más.

Mi amor por él era incondicional, independientemente de lo que hubiera hecho en el pasado, lo que estuviera haciendo en el presente y lo que hiciera en el futuro.

Simplemente lo amaba.

Simplemente lo amaba

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