Conoces el sentimiento.
La angustia poco a poco te abraza, comienza con una caricia en el hombro, una oscuridad avasallante que te acompaña de a ratos, luego te toma de un costado y te abraza por los hombros.
Pesa, como una mochila cargada de piedras.
De repente, lo sentís, como tantas veces te pasó, las inseguridades más oscuras de tu inconsciente florecen.
No servís para vos mismo ni para nadie.
Las actividades que antes te gustaban hacer ya no lo hacen más, sentís con todas tus fuerzas que ya no hay una escapatoria, un halo de luz que te de la pauta de que todo está pasando y al final del túnel oscuro y húmedo hay una esperanza.
Te encierras en tu habitación igual de oscura que la tristeza que te acompaña, por días, semanas.
No sirve hablar con alguien, es sólo una molestia para los demás, al menos eso crees.
Ya nada sirve ni vale la pena, estás por rendirte, buscando valentía en algún recóndito lugar de tu cuerpo.
Estás a punto de decir basta.
Pero algo pasa.
Caminas por las calles cercanas a tu barrio, de lejos podes ver como el sol pincela de naranja cada calle, a lo lejos, oís el canto de un hombre que busca ganar algo de plata para comer en el día a día, con un sombrero a sus pies.
Estás en la playa, sentada o sentado en la arena, las gaviotas van dejando sus huellas.
Estás en el patio de tu casa, o la terraza, mirando el cielo lleno de estrellas y la luna...la mágica luna, esa que te hace entender que no estás solo/a. Por esos pequeños momentos no necesitas nada mas.
Tomar un café en una tarde lluviosa mientras lees un libro, de los que te sacan un poco de la realidad.
Los abrazos de mamá y papá.
De los amigos.
De un hermano.
De la pareja.
El sonido de las patitas de tu mascota cuando la llamas.
Una mariposa que revuela a tu al rededor.
En esos efímeros momentos, la angustia te abandona de a ratos, o al menos ya no piensas en ella.
Es verdad que la vida sigue siendo la misma, pero si allí me preguntaran si vale la pena estar vivo para presenciar todas esas cosas..
La respuesta es que sí, vale la pena, vale la pena estar vivo.
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Psicológicamente yo.
PoetryAcá escribo cosas, varias, un poco de mi, un poco de todos, quizás se sientan identificados/as, aunque no sabría si alegrarme o entristecerme por ello.