El gran jefe [BL] [2]

250

250: Ayudarte

La abuela Wang inmediatamente volvió la cabeza y la sonrisa burlona del joven detrás de ella entró en su línea de visión. Una ira imparable surgió a través de su mirada, antes de recordar rápidamente su propósito al sentarse allí. Su expresión se distorsionó un poco antes de cambiar a una expresión triste.

"Chengcheng, sé que estás enojado con tu abuela, pero yo también ..."

"¡Detener!" Wang Cheng no pudo soportar escucharla y la interrumpió antes de que pudiera hablar más: "Mi apellido es Zhou, y mi abuela real vivía en la Capital Imperial. Sin embargo, ha fallecido. Nunca he oído hablar de nadie. que falleció volviendo a la vida. Además, si mal no recuerdo, nunca me has considerado tu nieto. Fueron mis padres quienes trabajaron tan duro para criarme. Recuerdo una cosa muy claramente: un año cuando acompañé a mis padres a la casa de mi tío mayor para el año nuevo, dijiste frente a todos que tus sobres rojos eran solo para tus nietos. En ese momento, me preguntaba si yo no era tu nieto, y mis padres tenían que venir a consolarme. Más tarde, me di cuenta de que en realidad no era tu nieto, así que no intentes convertirte en mi pariente ahora.

El transeúnte que originalmente quería ayudar a la abuela Wang no dijo nada al final. De hecho, Wang Cheng no era descendiente de la familia Wang, era inútil coaccionarlo en nombre de la moralidad.

Wang Cheng agregó: "Anciana, estás haciendo esto para ganarte la simpatía de todos y hacer que mis padres se comprometan, pero estoy aquí para decirte claramente que el dinero es mío. ¿Quieres pedirlo prestado? Está bien, tómalo. A cambio, la casa se tomará como garantía; el día en que se pague el dinero que pidió prestado, se le devolverá la casa. Si quiere causar problemas, ¡por mí está bien! " Dio una palmada cuando terminó de hablar.

Un coche se detuvo no muy lejos y salieron dos personas vestidas de negro, que parecían pertenecer a una organización clandestina. Los dos sacaron algunas cosas del coche y se acercaron. La multitud de espectadores los esquivó, por temor a que estas personas comenzaran algo.

La abuela Wang también se sorprendió. "¿Qué quieres? Te lo digo, Wang Cheng, ni siquiera pienses en dejar que me pase algo".

Wang Cheng sonrió: "Anciana, no se preocupe. ¿Cómo pude dejar que le pasara algo? Siempre he respetado a los mayores y he cuidado a los jóvenes. Como puedo ver que quiere sentarse en la puerta de mi casa, Sin duda te ayudaré ".

Los dos guardaespaldas colocaron las herramientas de forma ordenada: una pantalla que se usaba para protegerse del viento, una gran silla portátil con un edredón, una escupidera y un brasero de carbón. Aunque no hacía mucho frío a esa hora, la temperatura de la noche era diferente. Todavía existía una gran diferencia entre el día y la noche. Después de un tiempo, la abuela Wang estaba rodeada de todas estas cosas y no podía entrar el viento.

Los espectadores se quedaron estupefactos.

El repentino regreso de Wang Cheng los sorprendió mucho. Hizo estas cosas tan pronto como regresó. ¿Qué estaba haciendo, ayudando a la abuela Wang a ponerse en cuclillas en la puerta?

Por supuesto que eso era imposible.

Los que estaban más felices por su regreso no eran otros que papá y mamá Wang. Ayer acababan de hablar con su hijo por teléfono, pero hoy se apresuró a venir. Estaban completamente sorprendidos de verlo. Después de que su emoción se desvaneció un poco, Papa Wang suspiró y le dijo que en realidad no era necesario que regresara.

"Papá, antes de que me llamaras, en realidad estaba planeando volver algún día. Uno, porque quería verte. Dos, porque todavía tengo algunas cosas con las que lidiar. Aunque está un poco adelantado a lo programado, este viaje es sigue siendo necesario ", explicó Wang Cheng.