Prólogo

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-Gojo sensei,¿Usted se ha enamorado apropiadamente alguna vez?...-preguntó con su característico tono neutro, llevando con pesadez al banco su cabeza, la cuál se anidaba entre sus delgados brazos mientras observaba de reojo al albino.

Está pregunta no tenía propósito alguno ni mucho menos intenciones de sacar algo de información útil a futuro,simplemente su mente estaba aburrida y poner en aprietos al ajeno lo divertía secretamente.

[Oh eso era lo que quería demostrar a simple vista, ignorando sus sentimientos confusos y una cabeza entre tanto tiberio.]

-¿Mn?...¿Yo enamorarme?.

La curiosa pregunta le cayó como un balde de agua.

La incomodidad dentro de la cabeza de Satoru era un manojo de nervios,su cerebro apenas podía carburar la interrogante, puesto que su corazón habia sido hechizado por el dulce joven que lo atendía día a día en la panadería del centro, quien con su juvenil y energética vibra lo habían sosciegado poco a poco.

¿Cómo no recordar a quien se robaba una y otra vez un espacio en su mente?,quien atormentaba su pecho y aliento cada madrugada entre un éxtasis de emociones que nunca antes había experimentado con ninguna otra persona.

No puedo apartar de mi mente las imágenes impresas que ví,regresan una y otra vez como si se tratara de una cinemática sin fin, pensó el hombre impulsando ese deseo tonto de ver a ese chico una vez más.

Sus largos dedos acariciaron el contorno de la taza visualizando en su pecaminosa mente aquellos gestos amables del joven de cabellera rosa.

De pronto su cabeza se nublo y bobamente sonrió sacándole un expresión desagradable al chico.

-Gojo sensei, hágame el favor de concentrarse nuevamente.-expresó pasando la palma de su mano frente a su rostro para volverlo a la realidad.

A la larga notaba que el ligero rosa en los pómulos de su maestro empezaba a combinarse con el intenso color porcelana que cargaba sobre estos, procesando e intuyendo que lo tenía de tan buen humor.

[Si supiera, su pequeño alumno no dudaría en llamar a la policía ante el acoso de parte del adulto a su lado]

La conciencia le estaba carcomiendo.

El albino divagó perezosamente en que responder, puesto que el menor conocía sus aventuras al pie de la letra y a sus ex novias con exactitud, quienes claro estas no lo querían ver ni en fotografías o en algún evento de alto estatus, solamente suspiró con decepción al no poder darle una buena imagen a su joven alumno, ni el ni su padre le habían hablado con la debida seriedad estos temas siendo tabú, llevando su dedo índice a la nariz del azabache con diversión alguna retirando los vergonzosos recuerdos de una vez por todas lo llamó.

¿Pero que cosas dices Megumi-Chan?-aclaró un poco haciéndole una broma algo insípida pero amena para digerir los recuerdos embarazoso que pasó anteriormente.-,¿Acaso hay alguien que te atraiga?¿Eh?-no tardó en desparecer aquel rostro difícil de perturbar, comprendiendo la situación al observar el descarado rubor que se posaba sobre la nívea piel de su adorable alumno a lo que sonrió de oreja a oreja confiando en sus instintos una vez más, sin duda alguna había dado en el blanco siendo las reacciones del presente traicioneras y ante todo sorprendentes.

–¿Ehh?¿Pero que ha pasado?¿Te ha comido la lengua el ratón?–el jocoso tono de su voz irritaba al menor.

–¡No es así...!-replico eufórico ante tal afirmación, infinitamente cargaba una inocencia en cuanto a emociones se trataban por lo que respondió con honestidad. -Un cliente últimamente siempre viene a visitar la florería...-afirmó algo apenado, era una larga historia, la cual no habia empezado de la manera mas romántica y empalagosa posible... Una que había durado medio año alojándose en su interior como gusto culposo, y ahora que finalmente había salido a la luz ante la persona que más confianza(a ciencia cierta no) le tenía, no había otra opción...

𝙄𝙣𝙖𝙡𝙘𝙖𝙣𝙯𝙖𝙗𝙡𝙚Donde viven las historias. Descúbrelo ahora