2:45pm Santa Fe,ciudad de México.
Su rostro permaneció confuso, ignorando aquello y reservándose comentario alguno.
Era la primera vez que lo 'alagaban' de esa mamera lo cual no dudo en mostrar incomodidad puesto que su nombre había sido participe de burlas apodándolo de mil maneras.Inmediatamente miro su puño con inseguridad y a la lejanía algunas cicatrices que decoraban su piel como si de un tatuaje se tratase, era difícil de creer que en el pasado su vida había sido un total desastre...
Aún así ya había vuelto al camino de la rectitud dejando que el alivio volviera nuevamente y la seguridad se posara sobre su cuerpo probando un oasis de imperturbabilidad.
Sin más, continúo con su trabajo encargándose de hacer un hermoso arreglo floral con lo poco que el pelirosa tenía para pagarle, no tenía el valor de preguntar para que ocasión lo requería puesto que su rostro seguía clamando en lamentos.Ignorando lo anterior dejó la rosa nuevamente en su lugar, sobre el mostrador dejó un billete consolidando la paga.
-No dispongo de mucho, así que haz lo que te plazca con eso.-frunció ligeramente las cejas esperando no ser denegada su petición a lo que el pelinegro simplemente hizo su trabajo sin evadirlo cosa que agradecía internamente.
Este lugar contaba con zona para fumar y como no ya que el espacio sobraba pero era distribuido de buena manera haciendo un campito para aquellos adictos que gozaban de joderse sus órganos como si no hubiera un mañana, aprovechando aquello se acercó al balcón encendiendo la colilla del cigarrillo para llenar sus pulmones de nicotina con calma alguna, su postura no transmitía un visaje de buena impresión pero aún así mantenía algo con lo que atraer a las hermosas damas, gente a la cual le confiaba mandados o conexiones que le podían ayudar a conseguir hasta lo imposible.
Pero nunca podría confiar su vida... No podría amar debidamente a nadie y aún así se encontraba en una florería mostrando que todavía no era un insensible de lo peor llevándolo a la ironía.
Sukuna se relajaba un poco centrando su mente en lo sucedido aquel día, en efecto el siempre llevaba un rostro difícil de leer pero ahora no había tiempo para esconder la copa de vehemencia que lo inundó de golpe al llegar, no se encontró a nadie que lo conociera así que podía mostrar su dolor con libertad.
Su madre, quien sonreía débilmente mostrando cariño alguno mantuvo tranquilidad siendo madura con lo que la vida le había dado...
El asfixiante olor a medicina invadió sus fosas nasales quedando ensimismado al ver el jovial rostro respirar con dificultad, odiaba estar aquí...odiaba que los médicos no pudieran hacer algo al respecto para atender su enfermedad.
Odiaba no haber sido atendidos con anticipación ,pero, ¿Qué esperar del servicio médico de aquí?...Y finalmente, Itadori se había atrevido a visitarla, llorando con desesperación mientras su cabeza era acariciada con suavidad para despejar su abatido humor.
-¡Lo siento!...¡Fui un terrible hijo!¡De haber sabido que te encontrabas así hubiera ido lo más pronto posible!-sostuvo en sus palabras de manera miserable, lamentarse en este momento ya no valía la pena.
Aquella mano débilmente tocó su mejilla de manera amorosa.-Prométeme, que cuidaras de tu hermano... Que ambos serán fuertes por mi...que trabajarán duro y saldrán adelante, se que no he sido lo suficientemente segura, ni que he sido alguien de quién se sientan tan orgullosos, pero ustedes son mi todo, lo que me dio fuerza para seguir y mi más grande creación...Tu padre en este momento se que estaría feliz de verlos y admirar en lo que se han convertido, pronto estaré allá... Estaré bien, no duden de ello.
La dama levantó su cabeza y en sus labios sinuosos y amoratados depósito un beso sobre la mejilla de cada uno antes de caer lentamente sobre la cama, manteniendo sobre su rostro una sonrisa cándida y afable....

ESTÁS LEYENDO
𝙄𝙣𝙖𝙡𝙘𝙖𝙣𝙯𝙖𝙗𝙡𝙚
Fiksyen Peminat-¿Se le ofrece algo?-preguntó con una pizca monótona y serena indagando en el sucio aspecto del ajeno. Sus labios sellaron por completo,haciendo un deje de preocupación al observar como el pelirosa tocaba con delicadeza los tallos de aquella rosa, c...