Las pulsaciones palpitan frenéticamente. Mi mano ensangrentada, trataba de sujetarse desesperadamente de las paredes. El audible sonido metálico, a traviesa mis tímpanos con un toque de perversidad.
────Estoy detrás de ti.
❝ Era una maldita masacre...
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▕22 de mayo a las 3:05 a.m▕
Correr o morir, correr o morir.
Repitia constantemente, aferrándome de cada árbol que se me atravesaba. Mi cuerpo tiritaba al sentir el frió viento cubrir mi cuerpo estropeado. La sangre caía con cada paso que daba mis piernas.
—Tu puedes...—Susurre perseverante, buscando con la mirada mi salvación.
El sonido de una rama quebrarse, alteró mi razón, para asi admirar mi alrededor.
Rezaba para que no me encontrará, de no sentir la fria arma desgarrar cada una de mis extremidades. De no vivir nuevamente el inhumano encuentro que me proporciono el maldito psicópata que me torturó.
—Puedes correr, pero no escapar de mis dulces garras mi querida pequeña.—Rio una voz maliciosa, entre los grandes árboles del bosque. Enterré mis uñas sobre mis palmas, el miedo fue carcanome mi interior.
Corro nuevamente, al no tener otra salvación. Tenia la esperanza de sobrevivir, de vivir mi vida cómo la ansiaba. Pero todo acababa, al sentir una fuerte manos atrapar mis muñecas. Me estampó contra un árbol, mis heridas se abrían con cada brusco movimiento que me proporcionaba.
—Me encanta que tengas esa sed de vivir. Provocas que mis ganas de matarme aumente. No sabes lo tanto que disfrutare en escuchar tus grito desgarradores.— Acercó su rostro, para lamer el cuello maltratado.
Respiré, contuve las lágrimas que se formaría en el futuro. Su ojos me miraba con una perversidad jamás vista.
Nunca me imaginé estar en esta situación, de escapar de un psicópata que malogró mi hermosa vida que me contemplaba.
—¡Aléjate de mi!. —Grite, al sentir como su manos desabrochaba la sudadera que protegía mi cuerpo.
▕15de mayo a las 12:30 p.m▕
Sonreí al sentir el aire adentrarse por mi ventana. Las cortinas se elevaban ligeramente, en cada movimiento del viento. Daba un sensación agradable de una paz interminable.
Mis ojos vizualizaron el equipaje acomulado al entrada de mi habitación, suspire, al recordar de mis futuros deberes.
—Es placentero volver nuevamente a mi hogar. —Rio, disfrutaba estar en mi casa. De reencontrarme con todos mis seres queridos, que me dedicaron felicidad.
Al estar entre viajes, olvidas la calidez que puede entregarte tu hogar. La comodidad de acostarse en una cama que es tuya, de una habitación cerrada con tu propia decoración.