Shine - Julie and The Phantoms

Prólogo

26 de Julio de 2003
Los Ángeles, California
Hospital Mercy West

La luz blanca de aquella habitación de hospital le provocaban calor a la actriz que se encontraba ahí totalmente irritada, pues las contracciones cada vez eran más fuertes.

— Vamos bebé, no hagas esto más doloroso para mamá —Murmuro a la vez que observaba entrar a la doctora encargada de su parto.

Aquella doctora de cabellos rojos se inclinó para observar como se encontraba de dilatación y al notar que ya había alcanzado el punto llamo a su equipo para comenzar el parto.

Hera tomó una gran cantidad de aire al notar como la parte más difícil llegaba.

— ¿Donde esta ese maldito? —Pregunto para después dejar escapar un quejido de sus labios— Crei que lo habían llamado hace 15 minutos

— Él est-

— Aquí, aquí estoy

El hombre apresurado tomó lugar aún lado de su castaña amiga, quien se encontraba maldiciendo en voz baja.

— Bien mamá es hora de que comiences a pujar —Indico la doctora

La castaña tomó la mano que su amigo le brindaba para comenzar a pujar.
Los gritos provenientes de aquella habitación no tardaron en salir, sentía como su vagina se abría cada vez más y a su vez sentía un dolor desgarrador por dentro. ¿Como las otras mujeres podían aguantar todo ese dolor?

— Puja Hera, ya puedo ver la cabeza

Un grito más saliendo sus labios, todo le dolía. Maldecia la hora en la que aquel hombre se quito el condón sin que se diera cuenta

— Lo estás haciendo bien —Dijo el hombre dejando un beso sobre el dorso de su mano

— ¡No me hables como si fuera un maldito perro, Trevor!

— Una vez más Hera, solo una y podrás tener a tu bebé en brazos

Nuevamente otro grito salió de la castaña al pujar, pero sabía que ya había terminado en el momento en el que escucho llorar a un bebé. Ella lo había hecho

Lo había hecho sin la necesidad del inútil que la embarazó

Cuando un enfermero terminó de limpiar al bebé se lo dio en brazos. Aquella personita que ahora tenía apegado a su pecho era la fuerza que Hera necesitaba para seguir adelante.

— Bienvenido a este horrible mundo, Harvey —Acaricio la mejilla del bebé con su dedo

Una de las máquinas comenzó a sonar provocándole dolor a la ahora madre

— ¿Q-que esta sucediendo? —Pregunto el hombre de nombre Trevor

— Entro en paro. ¡Carro rojo ahora! —pidió entre gritos a una enfermera

Pero se sentía cansada, sus párpados pedían a gritos cerrarse. Y de pronto dejo de sentir el calor que le provocaban las luces, así como dejo de oír lo que sucedía a su alrededor

— No hay pulso —Indico uno de los internos

— ¡Haga algo! —Pidió Trevor desesperado al ver que la doctora no se movía

La obstetra rápidamente les indicó a las enfermeras que le dieran las paletas y le administrarán medicamento. Uno de los internos se llevaba al bebé a pediatría, en conclusión la habitación era un caos.
Ella dio tres descargas al cuerpo de la castaña en busca de reanimar su corazon, ella quería que viviera y que viera crecer a su bebé pero sabía que después de un parto las madres quedaban exhaustas, al ver en el monitor no había ningún cambio después de 10 minutos sabia que era momento de dejarla ir

Un suspiro salió de la doctora.— Hora de la muerte. —Su vista se enfocó en aquel aparato que minutos atrás marcaba el pulso de Hera— 5:40 —Le indicó a la enfermera.— Dejare que se despida

La doctora junto a su equipo salió dejando solo a Trevor con su mejor amiga.

Trevor se sentía miserable, aquella mujer que lo sacó de aquel hoyo cuando sus tres amigos murieron, ahora estaba muerta. Ya no habría más llamadas a media noche sobre ella contándole todos esos datos de bebés que se había encontrado en libros, tampoco la volvería a ver jugando con Carrie en la sala de su casa ni siquiera la podría ver contándole todas las aventuras de Sunset Curve a su hijo.

Hera tenía tantos planes para cuando su hijo naciera y ahora no podría cumplir ninguno de ellos.

— Cuidare a Harvey con mi vida y se que los Patterson lo amaran como lo hicieron contigo. Él sabrá quién fue su madre, la gran estrella de oro —Dejo un beso en la frente de la castaña para después salir de aquella habitación. Ahora no solo tenía que seguir adelante por su hija, sino también por Harvey

"Aquí nos encontramos frente al hospital en el que el día de ayer, Hera Bennett perdió la vida después de casi 8 horas de parto. Esperemos que su pequeño goce de salud y les enviamos nuestro mayor pésame a su familia, amigos y fanáticos.

Que en paz descanse la estrella de oro de Hollywood"