Capítulo 1.

166 22 51
                                    

“Prof. Shoto Todoroki” 
La caligrafía perfecta trazada con marcador negro brillaba llamativamente sobre la pulcra superficie de una pizarra blanca. Eso fue lo primero que atrajo mi atención al ingresar al salón de clases.

Denki caminaba justo detrás de mí por lo tanto se estrelló contra mi espalda cuando me detuve a contemplar la segunda cosa que llamó mi atención ese día. Todos los asientos estaban ocupados. Nuestras únicas opciones eran esas dos bancas que ningún estudiante quiere. Esas que se ubican justo frente al escritorio del profesor. Ahí no es un buen sitio si olvidaste hacer la tarea, no es un buen sitio cuando el profesor pregunta algo, no es un buen sitio a la hora de los exámenes. Y en el colegio persiste la tradición de que el lugar que ocupas el primer día pasa a ser de tu propiedad por el resto del año. Afortunadamente, y al parecer la única buena noticia del día, es que no había rastros del  profesor. Y sin ánimos de retar nuestro breve lapso de buena suerte mi amigo y yo corrimos a ocupar nuestros lugares.

—Genial, realmente sublime, ahora tendremos que ponerle atención todo el ciclo escolar—me quejé sacando mi libreta y poniéndola sobre mi escritorio ocupando más fuerza de la necesaria — ¿Realmente tenías que ir al baño?

Denki me dedicó una mirada de reojo asesina.

—Cállate que tendrás todo un hermoso año para quejarte y amargarme —dijo mientras hurgaba entre sus cosas.

Lo conocía tan bien que me era sumamente fácil adivinar que había olvidado llevar un lápiz  el primer día de clases.

—Shoto Todoroki —susurré mirando las letras perfectamente alineadas sobre el pizarrón.

—Es una pesadilla— aseguró sin dejar de buscar entre sus cosas— y yo no pude traer un puto lápiz el primer día.

Sonreí.

—Tiene bonita letra —ese fue un pensamiento que se me escapó en voz alta.

—Y un carácter de mierda —completa Denki.

— ¿Qué sabes de él? —pregunto extrañado, era raro que mi amigo hablara mal de un profesor.

—Es su primer año aquí. Le dio clases a mi hermana en la universidad y ella dijo que era una pesadilla.

— ¿Ochako dijo eso?

De pronto me importaba un comino el profesor, cualquier plática dejaba de interesarme cuando el nombre de la hermana mayor de mi mejor amigo aparecía, ya sea en medio de la conversación (como en esta) o en mis pensamientos (allí entraba él a menudo).   

—No. En realidad cuando supo que el profesor Todoroki me daría clases lo que me dijo fue que saliera de aquí con dignidad y pasara el resto de mi vida cantando en el metro.

— ¿Y al ella como le va? —pregunté fingiendo que no me interesaba.

—No me importa. Es una pesada, engreída y…

Se calló de inmediato, instintivamente seguí sus ojos que estaban clavados en la puerta del aula. Allí estaba un hombre bicolor, recorrió a todo el grupo con una severa mirada antes de ingresar al aula. Era alto, andaba lejos de los cuarenta pero sin menos de treinta. Su cabello caía elegantemente sobre sus hombros y brillaba como en los comerciales de shampoo. No pude pasar por alto la enorme, pero nada desagradable, cicatriz que rodeaba su ojo izquierdo y su bien torneada figura, que también me recordó a los anuncios publicitarios, pero esta vez a los que muestran lencería.  

Me regañé por ese último pensamiento y de inmediato dejé de mirarlo.

—Buenos días jóvenes —su voz era fuerte y autoritaria.

Si fueras mío [Tododeku]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora