"smithereens"

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Kim seguía en shock y con lágrimas silenciosas brotando de sus ojos. No sabía que pensar.

Le habían resaltado lo linda que era por dentro y fuera, alguien gustaba de ella.

Ella aún no sabía su orientación, pero el que su penpal se le haya declarado obviamente la hizo dudar de su heterosexualidad forzada.

Amar a otra mujer no tenía nada de malo, mucho menos si era Sana Minatozaki.

Estaba consciente de que antes de contestar esa carta debía tranquilizarse, aclarar sus sentimientos y no presionarse.

En estos meses que llevaban hablando ya se habían contado prácticamente todos sus gustos y una gran parte de sus vidas personales. Sabían casi todo sobre ellas.

Se había creado un lazo muy fuerte que literalmente nada podría romperlo, era un lazo invencible.

Dahyun sabía que ni siquiera está confesión iba a romperlo, no podía.

Minutos después, tras haber leído la carta unas cuatro veces más sin aún creerse lo que estaba presenciando, la dejó de lado y se recostó en su cama con un objetivo:

Pensar en cuáles son sus sentimientos hacia Sana.

Cualquiera que leyera sus cartas pensarían que sólo son casi mejores amigas que platican sobre si el vestido lila es mejor que el negro o sobre gustos musicales.

Pero tal vez era aún más que eso, tal vez había más que un sentimiento de amistad de por medio.

Antes de irse a dormir, la castaña pensó: "y si en verdad me gustara, ¿cómo se lo diría?"

Al no saber que responder ante la pregunta hacia sí misma, se cambió de ropa y se metió a las frazadas calientitas de su cama, dispuesta a dormir.

Esperaba que su descanso óptimo la ayudara a pensar.

       El insomnio de Sana había vuelto y eso la traía loca

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El insomnio de Sana había vuelto y eso la traía loca. Odiaba que cada que se preocupaba mucho por algo su descanso en las noches era inexistente.

Estaba estresada.

Ni siquiera meditar o leer antes de dormir la ayudaba, intentaba relajarse y no pensar en nada pero aún así poder dormir le parecía una tarea casi imposible.

Tenía miedo del rechazo que tal vez está a la vuelta de la esquina, o tal vez la correspondencia que ya venía tarde.

La pelinaranja había mandado su carta hace dos semanas y esta había llegado una semana atrás. Sabía que aún no había sido enviada porque entre ellas siempre se avisaban si ya iban a su destino o no.

Era cansado y daba ansiedad pensar en lo mismo y lo mismo, además de pensar y pensar hasta romperte la cabeza.

El miedo al rechazo es normal pero si éste ocurre es una pesadilla. Sana no quería experimentarla.

letters for you ⊹ saidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora