[CANCELADA]~¡Mᥙᥱ́strᥲmᥱ ᥙᥒᥲ soᥒrιsᥲ, qᥙᥱrιdᥲ!~ Aᥣᥲstor x T/N~

~2: 12~

Narra Alastor:

¡Nada mejor que un buen whisky en un bar jazz y la increíble compañía de la amiga de Rosie! Esta chica es perfecta improvisando. ¡Toda una criatura magnífica e interesante!

El baile de hace un rato atrás me había revivido el ánimo, matando la monotonía que había cargado sobre mí desde hace décadas. Tiempo que no bailaba así.

La energía que el lugar brindaba, la agitación, los movimientos de su cuerpo que seguían perfectamente los míos; las luces, la canción y su simple presencia me llenaba de regocijo y euforia. Y eso que ella decía que no podía bailar. Por eso, damas y caballeros, nunca crean en la barata excusa de "no puedo bailar", ¡puras patrañas! Bueno, aunque no descarta la idea de que te puedas dar un mal golpe y morirte.

Ella me llamaba la atención aun así. Su sonrisa abría una cicatriz en mí que creía ya muerta, pero no. Mi pequeña suicida... ¿Siendo... Ella... Esta criatura? Vaya que la duda sí vuelve terco a uno.

"Uhm... Al, ¿qué hora es?" Preguntó ella, con una sonrisa en su rostro mientras meneaba de un lado a otro su copa con vino.

Nos encontrábamos tranquilamente sentados en una mesa de dos.

"Temprano, tesoro, no te preocupes por Rosie."

"¿Seguro? Porque no quiero que ella me va-..."

"¡Súper seguro! No lo dudes."

Ella asintió, algo nerviosa y dio un sorbo de su bebida, dejando la copa un poco llena a su lado, mientras miraba a la banda musical de jazz en el escenario.

La analicé un poco más detalladamente. Su piel, ojos, rostro, cuerpo, labios, cabello y su vestimenta... era algo que no podía rechazar a simple vista. Su energía oscura empezaba a atraerme. Me llevaba a cosas que ya había dejado en el pasado desde la mierda de Valentino.

Oh... Las incontables veces que quise a ese hombre doblemente muerto frente a mí se había vuelto en un feroz deseo, exigiendo a gritos ser cumplido.

Después de aquel dañino suceso de hace años atrás había dejado un poco de lado el hotel; había vuelto a mi famoso trabajo, el trabajo con el que todo pecador en este abismo había oído mi nombre cuando mi alma quedó a su suerte al caer en el Infierno, trayendo total temor y respeto en los inmundos pecadores que osaban a desafiarme.

Las masacres y sus gritos podían saciar más o menos mi sed de sangre. Ver cómo huían otra vez de mí por mi repentino regreso y oír sus vanos gritos era mi dulce jazz de cada día. Ver cómo ellos temblaban al ver que yo había retomado nuevamente esa dulce actividad, trayendo la destrucción a la ciudad era eufórico. Amaba oír nuevamente, entre susurros y gritos, mi nombre salir de sus bocas.

Pero... Nada de eso quitaba el vacío en mi rocoso y podrido corazón. Cada noche era lo mismo. Recordar la última vez que la tuve entre mis brazos. Mirar cómo lentamente ella dejaba este mundo... Se volvía en una terrorífica tortura. Todos esos recuerdos me cazaban, sentía que no iban a parar por más que yo corriera de ellos.

Increíble sentir cómo el famoso Demonio Radio se debilitaba tan fácilmente tras la partida de su querida... y cómo su sonrisa podía llegar a decaer.

"¿Al? ¡Alastor!"

Vi frente a mí tranquilamente a T/N, que me miraba algo preocupada.

"Hey, ¿pasa algo? Parece que tu mente viajó a otro mundo. Si estás cansado pode-..."

"¡Esto aún no acaba, querida!" Regocijé, interrumpiéndola. Entonces le hice una seña al mesero que iba de cerca y se me acercó. "Tráeme otro whisky." Ordené, dándole mi copa con una sonrisa de oreja a oreja y vi a mi pequeña acompañante. "¿Deseas más vino, cariño?"