savages [marknoren]

#03

Renjun despertó cuando escuchó el resonante sonido de unos tacones golpear contra el suelo, pestañeó varias veces tratando de adaptarse porque incluso si todo estaba oscuro sus ojos dolían como nunca antes y la forma en la que su cabeza punzaba... Ni siquiera podía compararlo con algo antes experimentado, si tuviera que ser creativo diría que una gran aguja estaba siendo enterrada en su sien.

Hubo un intercambio, palabras que no pudo identificar porque definitivamente eran en un idioma que no manejaba y de repente tuvo un desagradable deja vu. Luego de un rato más y unos segundos de silencio sepulcral la gran puerta de metal fue abierta, las luces se encendieron y una mujer vestida totalmente de blanco, tacones altos y cabello rubio se acercó a el sonriendo.

-Huang Renjun.

La forma en la que pronunció su nombre envió una corriente a su cuerpo pero mantuvo la mirada, aunque fue difícil, lo hizo.

-¿Quien eres?-susurró apretando los ojos.-¿Por qué me tienes aquí?

Ella rió dando dos pasos hacia el, el sonido de sus tacones se escuchó como un resonante un eco en su cabeza.

-Dañaron nuestro encuentro de ayer y tuve que salir.-suspiró mirándolo detenidamente.-Pero es gracioso que preguntes por eso, ¿Por qué crees que te tengo aquí, Renjun?-preguntó mirando al hombre que estaba al lado de la puerta.-¿Tus novios son políticos y quieres que te inviten a la Casa Blanca?-se burlo.-¿O son médicos y quieres que te lleven a un congreso de medicina?-soltó una risa mientras negaba.-No cariño, son delincuentes, narcotraficantes mafiosos que se negaron a mis deseos y ahora, tu vas a pagar por eso.

Renjun negó intentando mover sus manos.

-No, ellos vendrán por mi.

-Claro, luego de que hagamos negocios.-se encogió de hombros y luego aclaró.-Voy a permitir que te vayas.-ella se giró haciéndole una seña al mismo hombre de antes.-Pero tienes un poco de suerte de que el bruto de tu novio no haya hablado conmigo por mucho tiempo.-lo miro nuevamente.-Tu novio, el más amable, ¿Mark, verdad? Dijo que te tratara bien y, ¿Quién soy yo para no cumplir con los deseos de mi futuro socio?

Renjun observó de reojo cómo el hombre sacaba sus llaves y lo liberaba de sus manos y luego de sus pies, justo como ayer, solo que ni d siquiera llegaron a la puerta cuando lo volvieron a atar sin ninguna explicación. Sus manos se dirigieron a sus muñecas al instante e hizo una mueca.

-Debes tener hambre.-continuó.

Renjun sintió como sus ojos se llenaban de lágrimas mientras miraba cómo sus muñecas estaban de un horrible color morado por lo ajustado que había estado.

-Váyase a la mierda.-gruñó mirándola.

Ella lo miro por varios segundos y negó.

-No seas terco, dúchate y luego ven al comedor.-camino hacia la puerta.-Te estaré esperando.