MADRE

43 4 2
                                    


CAPÍTULO I

FUEGO

La muerte llega un día sin avisar, seas joven o anciano. Ella viene, se para frente a vos y te dice:

- Vamos, es tu turno.

No pregunta cómo estás, o si lo que vas a dejar es demasiado importante. Lo que menos le importa es la causa por la cual ella se encuentra llevándote. "La muerte" un ángel milenario, no se va a cuestionar:

- ¿Te llevo por muerte natural o es dudosa?

Aquella noche encendí la televisión. Como siempre, me gusta estar informada, más si estoy desvelada. Era tarde, cerca de las doce de la noche. Estaba preparando un té para lograr conciliar el sueño y sirviendo alimento a mi gato.

Por la ventana de mi casa vi movimiento raros, estaba oscuro y había demasiado ruido para un barrio tan tranquilo. Me asomé por ella.

Mi corazón saltó del pecho, la casa de María Ester se estaba quemando. Los bomberos y la policía estaban haciendo lo posible por mitigar el fuego e intentar ingresar a la vivienda.

Cerca de una media hora después, las llamas estaban extintas en gran parte de la casa, los bomberos rompieron la puerta y lograron ingresar por el living en busca de heridos.

Inmediatamente la calle se llenó de vecinos curiosos, claro me sumé yo, es que se trataba de la casa de mi amiga.

Se escuchaba el murmullo de todos:

- ¡Yo vi que el fuego inicio en la cocina, vi que salía humo de ahí!...

- ¡Mi esposo dice que sólo la planta baja está quemada!

Los paramédicos y los forenses también ingresaron inmediatamente. Pasó un tiempo, no sé cuánto... fue eterno. Quería saber si mi amiga estaba bien.

De repente un silencio sepulcral invadió la escena. Bajaron con la clásica camilla en sus manos... caí de rodillas al instante, para mí una extraña sensación de venganza se olía en el aire, una risa tenebrosa penetró mi alma...oí el placer de la muerte al llevarla. Sobre ella su cuerpo envuelto en una bolsa negra. La subieron, sin que yo pudiera reaccionar ante el hecho, a una ambulancia forense.

Estaba aturdida, mis oídos escuchaban pero no oían, no sentía mi cuerpo, era como estar fuera de él.

Grité con todas mis fuerzas:

- ¡María, estás bien!

El silencio me respondió. Ella era la de la camilla. Ella había muerto.

CAPÍTULO II

FUERA DE MÍ

Cuando logré reaccionar subí a mi auto y seguí la ambulancia. Las rutas estaban torcidas, nubladas, se movían sin explicación. Rutas llenas de lágrimas y de preguntas, jamás transité un lugar así.

Al llegar al hospital crucé sin mirar rostros a mí alrededor, sé que choqué a más de una persona... que me perdonen, pensé. Mi mente estaba en llegar al final de ese pasillo.

La puerta que abrieron era enorme. Como pude me las arreglé para leer el cartel que estaba encima: "Morgue", decía, pero mis ojos se nublaban y pensaba estar leyendo erradamente. No pude dejar de llorar.

Su cuerpo permanecía allí y yo sin poder hacer nada. ¿Qué pasó? María era tan cuidadosa, tan meticulosa y obsesiva con su casa, ¿Cómo un incendio se podía haber iniciado? ¿Acaso una falla eléctrica o un escape de gas?... mi amiga no era de esas, mi amiga revisaba todo antes de dormir.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Dec 26, 2021 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

MADREDonde viven las historias. Descúbrelo ahora