Te extraño

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Te extraño.

Te extraño más de lo que pude imaginar.

Extraño que golpees mi puerta.

Hacerte pasar mientras te muestro que estoy despreocupada.
He contado los minutos.
Has llegado seis minutos tarde.
Pero me encanta que vengas a casa.

Extraño tus chistes.

Que por más bobos que sean me sacan una sonrisa enorme.

Extraño que te rías de mis chistes.

Sabes que eso no se me da muy bien pero te ríes de todos modos.
Y lo amo.
Tus sonrisas y tus risas han logrado alegrarme los días más grises.

Extraño verte tocar la guitarra y cantar.

Debo admitir que no es lo mismo verte en videos.
Prefiero escucharte y verte en mi garaje.
Aunque los videos me sirven de consuelo.

Extraño la pasión con que lo haces.

Extraño tus mensajes de: ¿Nos juntamos esta tarde?

Esperarte y que no llegues.
Llorar desconsoladamente en mi habitación.
Pensar que todo termino.
Hasta que golpeas mi puerta.
Me explicas la tardanza.
Charlamos.
Aclaramos las cosas.
Te perdono.
Y volvemos a ser los mismos de antes.

Extraño verte charlar con mi familia.

Me encantaba ver la buena onda que tenían.
Me hacía sentir que estaríamos juntos un largo tiempo.

Extraño charlar con tus abuelos.

Confundirte con tu hermano.

Extraño verte con tu papá en el centro.

Cuando lo ayudas en su trabajo.

Extraño que llegues a casa gritando porque tardamos en abrirte la puerta.

Sé que lo hacías en broma y lo amaba.
Me daba la impresión que de verdad querías venir.
Verme.
Pasar la tarde juntos.

Extraño esos encuentros “casuales” de cada mañana.

Camino a mi colegio.
Camino a tu trabajo.

Extraño verte charlar con tus amigos fuera de mi colegio.

Extraño encontrarte espiando por el portón de atrás mientras estoy en clase de educación física.

En definitiva extraño todo de ti.

Tu boca.
    Tu risa.
        Tu voz.
           Tus manos.
              Tu cuerpo entero
                 Tú forma de ser.
                   Tus pasos.
                      Tus silencios.
                        Tus gritos.
                            Tus historias.
                               Tus planes.

Extraño todo lo que fuiste.

Lo que sos.
Lo que serás.

Extraño tu nada.

Tu todo.

Extraños tus días buenos.

Y los malos.

Tu mal humor.

Todo lo que a ti no te gusta.

Extraño todo lo que forma parte de ti.

Me extraño a mí.
Porque una parte de mí se fue contigo.
Mi parte alegre.
Vivaz.
La que era feliz.

Pero también amo todo eso y más de ti.

Te amo a vos.

Y lo que te rodea.

Amo mi parte que se fue contigo.

Porque a pesar de todo alguna vez te hizo feliz.

Amo que después de todo nos volviéramos a ver y sigas siendo el mismo.

Amo que te esfuerces por hablarme.

Incluso esos días en que las palabras no me salen.

Amo que grites mi nombre cuando nos encontramos y no te veo.

Me hace sentir que todavía te importo.
Aunque hayas seguido con tu vida.

Amo que siguas encariñado con mi familia.

Amo que te ofrezcas a prestarme tu bici.

Cuando no tengo ganas de caminar.
Cuando no sé qué colectivo tomar y no puedes acompañarme.

Amo que quieras que forme parte de tu carrera.

Me hace sentir con más razón que aún te importo.
¿De qué manera?
No sé.
Pero ya soy parte de tu vida.

Amo cada cosa que has hecho.

Por mí.
Por todos.

Amo tus lunares.

Tu perfil.
    Tus dedos.
         Tus labios.

Amo cada partícula de tu cuerpo.

Amo tu pasión.

Y la manera con la que cumples todos tus propósitos.

Amo como con una mirada.
Una risa.
O el simple hecho de verte.
Me haces feliz.

Amo como me haces cambiar mi manera de pensar.

Para bien.

Con el simple hecho de que formes parte de mi vida.

Te extrañoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora