CAPÍTULO 1

41 2 0
                                    

Mi felicidad es momentánea, solo perdura cuando siento esos polvos blancos subir por mi delgada nariz, mientras la droga empieza a hacer efecto en mi cuerpo.

Desde que me mudé a Bradford mi vida cambió. Pasé de ser la chica aplicada y con buenas notas a ser la chica que se refugia en sustancias ilegales, esa que ningún padre desearía para su hijo.

Me llamó Abby, tengo 19 años, mi única meta es que la vecina no salga a la terraza, cuando el jueves sale James de mi habitación, completamente desnudo, sin vergüenza ninguna.

No por lo que pueda pensar la Sra. Brown de mí, sino porque perdería posibilidades con el guaperas de su hijo.

Ashton, ese mismo.

El que cada noche admiro desde mi balcón, mientras el cigarrillo se consume.

Sentado entre los barrotes blancos, dejando a fuera sus pies acariciados por una noche fresca de verano, mientras sostiene entre sus dedos la futura muerte.

Sostiene un libro el cual de vez en cuando derrama sus lágrimas, las que fueron secadas por sus manos el día anterior, refugiándose cada vez más hacia dentro del balcón, aferrándose a sí mismo.

Él dice ser de hielo, nada duele para él, pero lo que no sabe es la realidad que veo noche tras noche, Asthon Brown, quien es el de verdad, el que cada una de las lágrimas caídas de sus ojos son capítulos del libro que lee.


Ayer noche, James apareció en el porcho de mi casa, dejó caer una piedra sobre mi ventana para que me diera cuenta de que estaba allí. Sinceramente no esperaba su visita. Aprecié sus ojos, con gran calidad, sus pupilas dilatadas rodeadas de un mar rojizo inundando todo ese espacio, ese en el que me inundo yo cada noche al sonar la piedra del mechero.

Simplemente vino, dejó en el suelo una cartera donde en un bolsillo medio roto sobresalían dos billetes de avión.

James se fue, dejando un rastro con olor a alcohol.

No me moví, me quedé paralizada viendo como se alejaba, como cada vez iba dejando menos vista de él.

Seguidamente cogí la cartera como pude, ya que con solo rozarla cachos se hacía.

Abrí uno de los bolsillos, junto los billetes había un pequeño papel mal doblado -normal si hablamos de James- donde ponía:

"Querida Abby;

Te quiero. Tengo la certeza de que te amo, pero no sé si tú sientes lo mismo conmigo. Te doy estos billetes de avión y te propongo que huyamos juntos unos días, para relajarnos, para huir del mundo, poder demostrarte que puedo ser tu chico.

Puede que no sea tu primer amor, pero quiero ser el último.

Si realmente sientes lo mismo que yo, te esperaré el viernes a las 10:30 am en la plaza principal, te estaré esperando unos 20 minutos, si no llegas asumiré que no sientes lo mismo que yo y te dejaré en paz. Recuerda traer los billetes si vienes, y si nunca llegas, quédatelos.

Aunque me rompas el corazón, te seguiré queriendo.

Recuerda 10:30 am, plaza principal."


¿Cómo decirle a alguien que lo estás usando como tapadera porque te sientes vacía?

Que lo que te hace sentir es simplemente placer, mi corazón late, no siente. No quiero su alma, quiero su cuerpo.


Corazón runero.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora