Capítulo 1

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El tiempo pasa rápido, al parecer es cierto pero si un día te pones a pensar en lo que has hecho tal vez no sea tanto como todo el tiempo que ha pasado, o al menos ese es mi caso. Mañana comienzo mi último año de escuela antes de ir a la universidad y siendo sincera no tengo grandes expectativas. He llegado a la conclusión de que mi vida es deprimente, pensando en que cuando sea mayor y me pregunten cuál ha sido mi más grande aventura o mi mejor experiencia no tendré nada que decir. Simplemente un día te ves en un espejo y te das cuenta de que en realidad las cosas cambian, pero lo más triste fue darme cuenta de que nunca me he atrevido a hacer nada diferente, que sea una completa locura que pueda recordar para siempre. Descubrí que la razón por la cual no me atrevo a hacer nada de eso es porque soy una cobarde, siempre he preferido decir que no cuando se me presentan esas oportunidades, me limité a negarme porque tenía miedo de lo que podría pasar si me atreviera. Es mucho más fácil decir que no porque sabes lo que pasará, nada, tienes el control de la situación. Cuando pensaba en decir que sí, se abrían tantas posibilidades que me asustaba, tenía miedo de lo que sucedería.

Así que decidí que quiero cambiar eso, o al menos intentarlo. Le comenté mamá que me quería cambiar de escuela y todavía no sé por qué accedió sin hacerme ninguna pregunta.

Puedo decir que esto me hace pensar que soy un poco menos cobarde porque había pasado dos años enteros ahí, ya tenía amigos y todo estaba bien. Ese era el problema. Nunca me he cambiado de escuela pero no creo que sea fácil llegar a un lugar donde todos saben con quién estar y cómo es todo. Quizá es por eso que nunca lo hice. Lo que es una prueba más de que soy el tipo de persona que nunca se atreve a hacer nada.

Estoy tranquila, al menos por ahora pero sé que no podré dormir porque estaré pensando en que no será fácil ser nueva y que todos sepan qué hacer menos yo, también por el hecho de que solamente entré unas cuantas veces y no sabré ni donde está el baño. Pero eso no es en lo único que pienso, dejé la escuela sin explicarle a ninguno de mis amigos por qué lo hice. En las vacaciones me preguntaron y les dije que mis papás decidieron hacerlo sin avisarme porque aunque intentara decirles la verdad no sabría cómo explicarme. Sé que lo hice porque quería cambiar e intentar ser diferente pero podría haberlo hecho sin tener que cambiarme de escuela, tal vez no sabría explicarles porque yo no lo sé, sólo tenía la sensación de que no soportaría mucho más ahí.

Era casi la misma sensación que tenía cuando mis papás todavía vivían juntos y se peleaban todo el tiempo, sabía que no soportarían mucho más. Un año después ya se habían divorciado.  No me afectó tanto como pensé porque era algo que sabía que tarde o temprano sucedería, no fue lindo pero era peor escucharlos gritarse. A veces pensaba que los dos siempre supieron que no durarían. Aún lo sigo pensando. Cada vez que lo hago me digo a mi misma que eso ya no importa. Cuando mi mamá empezaba a llorar después de una pelea no sabía cómo consolarla, nunca he sabido cómo consolar a alguien cuando llora, de hecho no creo que haya forma de hacerlo. Ella sigue llorando, pero con menos frecuencia, cada vez menos solo que ahora ya no quiere consuelo. De vez en cuando al regresar de la escuela la veía con los ojos rojos y sabía que había estado llorando pero lo ignoraba e intentaba platicarle algo que hubiese ocurrido en la escuela y ella también hacía como si todo estuviera bien. Hasta para eso podría decir que soy cobarde. No le decía nada porque de hacerlo tendríamos que hablar sobre por qué siempre peleaban, y ella se desahogaría conmigo. No sé si conseguiría escucharla sin derrumbarme yo también junto con ella. Y no quiero que eso pase.

Se podría decir que las cosas volvieron a ser normales después del divorcio pero no del todo, nada será normal de nuevo. No después de todas esas tardes que nos sentábamos los tres a la hora de la cena a mirar la televisión y simplemente hablar de cualquier cosa. Todos esos pequeños momentos hacen que nada sea normal de nuevo y dejan fuera la posibilidad de que lo sean, aún si ellos decidieran intentarlo otra vez no sería lo mismo después de todo lo que se han dicho. Cuando una persona está enojada no mide lo que dice, sencillamente lo hace y después se da cuenta de que no debió hacerlo y se arrepiente. Para mí esas cosas que decimos en esos momentos son ciertas, hirientes pero ciertas. Están en lo más profundo de nosotros mismos donde se encuentran todas las cosas feas y desagradables que pensamos de las personas que queremos. Así que a lo mejor estallar no sea tan malo, sacamos un poco de toda esa basura.

Ellos decidieron que no podrían seguir juntos cuando estaba en las vacaciones después de haber salido de la secundaria así que en ese momento no estaban mis amigos para apoyarme y llegó un momento en el que sentí todo perdido. Bueno, no ha sido solo un momento. Desde siempre he pasado por muchos en los que siento lo mismo, a veces por cosas como ésa pero las que más tiempo me han costado superar son las que no tienen motivo, no puedo explicar tampoco cómo es que me siento tan mal sin que nada me pase pero con el tiempo he aprendido que eso nunca desaparecerá, es como un monstruo que siempre vivirá feliz ahí dentro de mí y del que nunca me podré librar porque estamos juntos en esta mierda. Es muy probable que lo que haya dicho no tenga sentido, pero si lo tiene solo que aún después de tantos años no logro encontrar una forma que suene lógica para explicarlo. Es como si hubiera momentos en los que de la nada me llenara de tristeza y no pudiera superarlo. Suena estúpido y es estúpido, soy consciente de eso. En el mundo hay tantas personas que están pasando por cosas horribles, sufriendo por verdaderas causas y yo lo hago sin motivo. Eso es un claro ejemplo de lo que pienso; en el mundo nunca hay suficiente sufrimiento. Obviamente no, así como no hay suficiente felicidad, miedo o angustia. Eso me ha llevado a pensar que el mundo nunca se conforma con nada. No le importa si somos felices o tristes y siendo sincera, por qué debería importarle.

Desde pequeña mis papás me enseñaron a creer en Dios, que él nos amaba y nos cuidaba. Ahora no sé si se podría decir que creo en que existe. Todavía no puedo decidir eso. Hay mucha gente allá afuera a la que no le gustaría escuchar que en realidad solo creemos en él porque nos negamos a pensar que estamos solos y que nadie se preocupa por nosotros o que no hay un ser superior para el que seamos importantes, tal vez los animales también piensan que fueron creados por un ser superior y que son los habitantes más importantes incluso que nosotros. Yo solo pienso que creemos por nuestro miedo. En la biblia contiene toda una explicación de cómo y por qué fue creado todo pero en cambio la ciencia ha demostrado otra cosa a lo largo de los años, mi opinión respecto a eso es que desde el principio de los tiempos hemos estado tan asustados que nos hemos dedicado a inventar una bonita historia que deje a muchos satisfechos con su inútil existencia. Sin embargo, cuando tengo miedo y estoy asustada por supuesto que creo. No obstante una vez que se me ha pasado, los otros tipos de pensamientos vuelven a mi mente como si nunca se hubieran ido.

En fin ¿a quién le importa eso? 

Es mejor no entenderlo todoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora