𝙔𝙤𝙪 𝙝𝙤𝙡𝙙 𝙢𝙮 𝙝𝙖𝙣𝙙

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—Minghao, ¿qué harías si hoy fuera el último día del mundo?

El joven mencionado dejó el lápiz a media oración. Alzó su vista hacia Mingyu en el otro lado de la banca en donde estaban sentados. El sol no llegaba a ellos porque estaba techado, de todas maneras, este iba y venía, pues las nubes venían cargadas desde el este.

—¿Si fuera el fin del mundo y no hubiera nada que hacer para detenerlo? —preguntó. Mingyu no parecía haberle hecho esa pregunta de broma, pues tenía un gesto serio y había dejado su burrito en el aire, parecía reflexionando, con su vista clavada en las líneas formadas sobre la superficie rugosa de la mesa.

—Así es. —Luego lo miró, ese gesto grave, como si esperara una respuesta mesurada de parte de Minghao.

—En realidad nunca lo he pensado, Gyu. ¿A qué viene esa pregunta tan inusual?

Mingyu se encogió de hombros.

—Hace poco leí uno de los cuentos cortos de Ray Bradbury. Estaba aburrido y agarré un libro al azar de los muchos que tiene Wonwoo, y pues trataba del último día de la Tierra, centrado en un matrimonio que pondera cómo van a pasar ese último día antes del fin del mundo, pero ellos deciden que no quieren hacer nada fuera de lo normal, porque si vivieron sus vidas de esa manera, deberían pasar su último día como todos los demás. Porque era su vida digna y la que escogieron vivir, así que realizaron toda su rutina usual, y cuando llegó la noche, acostaron a sus hijos, les dieron el beso de buenas noches y ellos se fueron a dormir juntos como siempre lo hacían.

Minghao lo escuchó con atención.

—Concuerdo con su pensamiento.

Y Mingyu regresó la mirada hacia él casi de golpe.

—¿Eso harías? Si hoy fuera el último día del mundo... —Frunció el ceño.

El viento sopló con suavidad y el cielo dejó de tener su sol, porque las nubes lo alcanzaron, cubriéndolo con su manto grisáceo. Todo se volvió más lóbrego de repente.

—¿Qué harías tú, Mingyu?

Minghao tuvo que sujetar las páginas de su libreta porque el viento las hizo pasar una por una de manera descontrolada. Estaban en la plaza central de su facultad, entre horas de clases.

Mingyu miró hacia otro lado, los ojos entrecerrados por la pálida luz que le calaba.

—Haría algo diferente. Me atrevería a hacer las cosas que nunca me atreví a hacer, si es que hubiera tenido un futuro incierto, pero futuro a fin de cuentas.

Vio que algunos alumnos apresuraron su paso, pues las nubes que venían eran más oscuras que grises.

—¿Cómo qué cosas, Gyu? —Minghao miró al cielo y suspiró. Comenzó a guardar sus cosas en la mochila.

La respuesta tardó en llegar, pues antes arribó la lluvia, con gotas frías y pesadas acompañadas de un viento incesante y resplandores irregulares con sus sonidos estentóreos.

—Minghao, ¿podemos pretender que hoy es el último día de nuestras vidas?

El menor ya había guardado sus cosas, el burrito de Mingyu ya estaba frío y alrededor suyo, el pavimento cambió de color. Algunas personas optaron por quedarse en el kiosco a observar la lluvia caer. Minghao sintió que si se quedaban ahí, terminarían empapados, pues el techo no los podía proteger de los lados, ya que el viento azotaba el agua contra ellos. Pero el moreno parecía tranquilo a pesar de que a él le pegara aún más la lluvia por su posición.

Fue otra pregunta extraña. Pero asintió, pues Mingyu estaba actuando diferente ese día, desde la mañana lo notó así. Y Minghao, que conocía tan bien a su mejor amigo, a su persona favorita, a su Mingyu, sabía que algo lo estaba molestando, pero no sé lo diría así como así.

—Okey, Gyu, hoy es el fin del mundo, y por la manera en la que parece que se está cayendo el cielo, no me va a costar pretender que es así.

Por fin, Mingyu le dio una pequeña sonrisa, a él le daba la lluvia en la espalda y a Minghao comenzó a llegarle de frente, pero no pasó por desapercibido aquel gesto que le llenó el pecho.

Minghao tomó su mochila, y antes de que pudiera colocarla sobre su cabeza para correr hacia los pasillos de la facultad a un lugar más seguro, sintió a Mingyu ir a su lado y tomarlo de la mano, para correr directamente bajo la tormenta eléctrica.

—¡Es el último día! ¡Mojarse un poco no hará mal! —Mingyu le dijo mientras corrían hacia las escaleras para subir y entrar a los pasillos donde había algunos alumnos apreciando la lluvia.

Minghao asintió, con el cabello mojado en sus ojos pues lo tenía más largo que Mingyu por mucho.

Sí, podía pretender que ese era el último día. Siempre que estuviera al lado de Mingyu.

End Of Time (GyuHao)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora