Prólogo

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5 de abril de 1990 - Los Ángeles Estados Unidos.



Kurt se encuentra sentado sobre el borde de su pequeña cama armada torpemente. Sus orbes azulados admiran inconscientemente un punto fijo en el tapizado suelo, esperando que en ese estado la tarde llegue más rápido.

Él y su reciente banda harían una presentación en un para nada conocido bar. Hoy podría ser un día más, tocarían frente a menos de 20 personas, se burlarían de ellos a causa del alcohol en sus sistemas, y olvidarían por completo haber presenciado su ensayado acto. O tal vez todo cambie repentinamente, tal vez alguien en el público al fin se daría cuenta de que tienen talento, y es que a la hora de tocar, la madre del rubio le había mencionado que merecían el cielo y la tierra. Al menos eso fue lo que dijo un día antes de que este se escapara de su casa cuando el alba amenazaba con comenzar, lo cierto es que ya no podía aguantar para realizar sus sueños de una vez por todas. Así que tomo algunas de sus desgastadas prendas con prisa, las metió en su sucia mochila, se colgó esta en un hombro y su adorada guitarra en el otro y salió por la ventana de su antiguo cuarto. Novoselic lo esperaba fuera, y rio a carcajadas cuando el de mechas doradas cayó torpemente de cara. Ni bien este se levantó se ocupó de insultarlo de pies a cabeza por la posibilidad de que su madre lo haya oído, mientras presionaba su mano sobre su fosa nasal sangrante. Una luz se encendió dentro de la vivienda y ambos se echaron a correr. No se detuvieron hasta llegar a la parada de autobús.

Y en un día y un par de horas, se encontraban pisando los suelos de Hollywood.

La planta de su pie izquierdo estaba clavada al suelo, mientras que su tobillo descansaba elevado. De esa forma comenzó a mover impaciente su pierna cada vez con más velocidad a causa de la ansiedad que comenzaba a hacer cosquillas en su dolido estómago. Estos momentos eran los peores para él, el no saber como carajo pasar el rato mientras espera algo, le desespera pasar siquiera un momento a solas consigo mismo. Los pensamientos lo golpean de la misma nada, y eso lo aterra. Puede sentir como el malestar de su estómago aumenta con cada movimiento de su pierna, pero no puede detenerla, es como si solo fuese capaz de hacer aquello, mientras mantiene un semblante totalmente serio.

—¿Kurt?— escuchó, y como si se tratara de un hechizo roto, los azulados ojos del rubio se cerraron y volvieron a abrirse en cuestión de segundos, parpadeando rápidamente.

—¿Mmh?— cuestionó emitiendo tal ruido con su garganta, y se levantó de la cama, permitiendo a su amigo adentrarse a la habitación.

—Vaya, una vez que te preparas y se va todo a la mierda.— dijo Krist. Él era un muchacho alto, carajo, demasiado alto, medía poco más de dos metros. Era bastante atractivo, ojos verdes y hebras negras le pertenecían y resaltaban en su presencia. Alguna vez había logrado encantar a Kurt con solo dirigirle la palabra, aunque el más bajo jamás se dignó a confesarle a su amigo los sentimientos que alguna vez tuvo hacia él. 

Volviendo a las palabras de su mejor amigo, Kurt arrugó su ceño.—¿A qué te refieres?—preguntó.

—Verás...— rascó su nuca— Chad acaba de dejar la banda.— dijo entrecerrando sus ojos y arrugando su nariz, encogiéndose de hombros ligeramente.

—¿Qué?— emitió con calma y su entrecejo aún fruncido, el rubio no es de evidenciar mucho su carácter. Solo en algunas ocasiones, pero esto se lo veía venir.— Demonios.— pasó sus manos por su largo cabello y las dejo en su nuca, observando a la nada.

—Ambos sabíamos que lo haría, ese hijo de puta no tiene ni un poco del talento que nosotros tenemos.— se sentaron uno junto al otro en la cama.

—No digas idioteces, Krist, él es muy bueno.— asintió para sí mismo, es más que obvio que la desintegración de la reciente banda se debía a las estrictas diferencias artísticas que tenía el baterista con los otros dos miembros.

—Bueno, sí.— murmuró.— Pero no es el mejor. Podríamos conseguir otro baterista.

—¿Podríamos?, eso haremos imbécil.

—Genial, ya mismo iré a hacer algunos volantes, y cancelaré el show.— dijo lo primero con una enorme sonrisa y luego esta se desvaneció al mencionar lo último.

—Iré contigo.

—No, no te preocupes. Descansa por hoy.— le lanzó un beso en broma a su amigo, y se retiró con prisa del cuarto, sin dejar responder al blondo.

—Pero yo no quiero estar solo...— susurró para sus adentros.



Drain You━ Kurtaxl.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora