1. Red Lips

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Un solitario rubio camina sin prisa por una oscura calle de los ángeles. La suave y helada brisa hace bailar sus despeinadas mechas doradas, y de alguna forma logran traspasar sus delgadas prendas y chocar directamente con su pálida piel.

—Demonios.— susurró, envolviéndose levemente entre sus brazos como si con aquello lograse deshacerse del frío que comenzaba a sentir.

Creyó que salir a dar una vuelta por la gran ciudad estaría bien, pues no la conocía del todo por su reciente llegada. Temía un poco por la posibilidad de perderse, pero no tenía otra opción. 

Después de todo, podría distraerse de las razones que lo impulsaron a abandonar su alquilado departamento. Pero todo acaba.

Una vez más, un ligero dolor comenzaba a surgir desde lo más profundo de sus entrañas. Cada que tenía aquel malestar, es decir, casi todo el tiempo, podía visualizar un pequeño retoño. Este, con el paso de las horas, se agrandaba convirtiéndose en una flor. Puede ser preciosa por fuera, y de cierta forma, le gusta sentir el dolor, le recuerda lo vivo que estaba y que se encontraba haciendo justamente lo que quería con esa vida, más allá de que no esté resultando del todo. Además, es en esos momentos cuando la inspiración llega a él. Pero, aquella divinidad tan extraña que la naturaleza le otorgo, es completamente letal. Puede asegurar que el dolor lo está matando lentamente.

Se forzó a centrar su atención en el aire helado que chocaba con su rostro, su nariz se había enrojecido al igual que sus dedos, los cuales apenas podía mover con la facilidad que acostumbra. Se sentía alegre, le agradaba aspirar y sentir como sus pulmones se llenaban de aire puro. Bueno, no tan puro. Una de las cosas que odia de la ciudad de la fama es la cantidad de basura de la gente que arruina el ambiente. Nadie parece ser consiente de eso, y le molesta. ¿Por qué nadie es consiente de nada? ¿Del malestar que le hacen pasar al mundo? ¿Del daño que se hacen entre sí por diferencias estúpidas y terminan por perjudicarse a ellos mismos? Ahora estaba molesto. Le causaba rechazo el saber que formaba parte de aquella mierda sistemática, lo que lo llevaba a odiarse aún más de lo que ya hacía, más allá de que él no haya hecho nada de lo que pueda arrepentirse. O al menos no de la mayoría de cosas, pues las había hecho porque valía la pena, pero se arrepentiría de bastantes en un futuro cercano.

—Desearía ser un maldito alíen.— dijo, sin que le llegara a importar si es que hay alguien por allí.

De la nada, supo que ya no aguantaría otro paso más en ese estado, así que se detuvo y se sentó en el cordón de la calle. No había dejado de abrazarse en el proceso.

Comenzó a pensar en los diferentes tipos de vida que la gente llevaba, realmente no le importaba, cada quien podía vivir sus vidas. Pero notó que en casi todas las más comunes alrededor del mundo hay puntos bastante retrógradas e innecesarios, o prejuicios estúpidos de su parte. Pero todo aquello se cortó cuando su estómago nuevamente llamó su atención, sintió como si lo hubieran golpeado en esa zona, y se retorció en su lugar, sin haber podido evitar que un gemido de dolor salga de sus labios. Automáticamente separó una de sus manos de su abdomen y se reincorporó apenas. Procedió a meter su gélida mano en el pequeño bolsillo de cuero, de allí sacó su encendedor negro y una cajetilla de cigarros. Sacó uno y lo colocó en sus labios, encendiéndolo con rapidez. No lo ayudaba del todo, pero era lo que le podía ofrecer a su cuerpo para que se distraiga.

When I was an alien.— comenzó de la nada, liberando el repugnante humo por su nariz.—The fucking cultures weren't opinions.— agregó la grosería solo por el momento que estaba pasando, pero al instante supo que la omitiría. Debía encontrar algo, algo que lo ayudará a desviarse del sendero de la humanidad, no quería ser uno más.— I have to find a way, find a way, when I'm there. I have to find a way, a better way, I better wait.— le dio una calada a la toxica adicción.

—Suena bien.— escuchó decir a una voz ronca, justo detrás de él. Dio un pequeño salto por el susto, y una maldición se soltó de sus secos labios.— Lo lamento, no era mi intención asustarte.— entrecerró sus ojos apenas, pues aún no lograba ver a la perfección a quien sea que se dirigía a él amablemente, solo el contorno de su figura.

Una rubia caminó unos pocos pasos, suficientes para que los faroles de la zona dejen al descubierto su bello rostro. Ella era preciosa. Hermosos ojos azules y grandes que lo observaban fijamente, una sonrisa plasmada en sus labios llamativos y resaltados con un labial colorado, bastante fuerte. Su nariz de frente lucia bien. Apenas y se fijó en su cuerpo y en como vestía, solo observaba su perfecta mandíbula y piel que parecía ser de porcelana.

—No hay problema, solo no lo vuelvas a hacer.— dijo con una sonrisa, consiguiendo que la rubia ría. Tenía unos hermosos dientes blancos.

—¿Tienes otro cigarro, rubio?— se acercó un poco más y acabó por sentarse a su lado.

—Sí, ten.— se apresuró a tomar uno y extendérselo a la muchacha, esta se lo colocó en sus labios y acercó su rostro un poco más al que para ella era un desconocido. Él no dudo en aprovechar y observarla más de cerca. Sus pestañas eran largas y oscuras, le agrado la combinación que hacía con sus iris azules. Era joven, tal vez hasta tiene la suerte de tener su misma edad. Aunque si ella posee algunos años de más, no le molestaría en lo absoluto. Sonrió con nerviosismo cuando la rubia alzó sus cejas.— Oh.— se percató, tomando el encendedor. 

Encendió el tabaco de la rubia al instante, y ella le sonrió coquetamente. Demonios.















Que no se note que estoy perdidamente enamorada de Courtney...

Drain You━ Kurtaxl.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora