En un mundo donde cualquier cosa es posible miles de historia nacen cada día, pero estas historias se centrarán en un joven rapero y compañía donde veremos sus aventuras de día a día.
Un ser que es solo 20% humano y su otro 80% es de un material desconocido, criado de la forma mas cruel posible para que sirviera como arma para desatar el apocalipsis, su nombre es Whitmore pero muchos lo llamaban Whitty. Esta es la historia del chico bomba capaz de distorsionar la realidad y explotar todas las ciudades que quisiera sin límites ya que esté se podría regenerar.
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No quiere hablar de sus creadores y nadie quiere llevarle la contraria. Se sabe que Whitty está consciente de que es un arma para abrir paso al apocalipsis y fue entrenado y criado para que NO conociera el amor, la felicidad o algo similar, solo dolor, decepción y desolación.
Whitty no conocía nada mejor, cuando fue su primera misión, estaba listo, solo un ataque de ira serviría para destruir la ciudad donde los seres de otros mundos eran prohibidos por razones personales.
Entre los callejones el chico buscaba el mejor lugar para cometer su crimen.
—Es hora de acabar con estos seres asquerosos— se dijo así mismo.
—¡Hey!— dijo alguien —¿por qué te mudas?— era la voz de un niño (de 16 años) casi de la misma edad que él, tenía el pelo de color naranja
—Lo siento Pico, pero no podemos seguir dejando a Ritz — dijo un chico de la misma edad que el peli naranja pero con el pelo azul — además nuestra roptura me esta afectando mucho por vivir aquí— dijo con los ojos cristalinos, y tenía las manos abrazando sus brazos
—¿Qué esta pasando?— dijo Whitty viendo la situación
—Dude, tranquilo— dijo el peli naranja con una mano en el hombro del otro —se que nos volveremos a ver — dijo con una sonrisa en el rostro —¿ una batalla de rap antes de irte?—
—Claro que sí— los dos chicos salieron corriendo a una dirección.
Whitty los observó hasta que los perdió de vista. Pensó en lo patético que se veían, de todas formas hoy estarán muertos.
La ciudad era algo grande, pero no conseguía el lugar perfecto para destruirse así mismo.
—¿Hola?— dijo una voz femenina, el chico bomba de 17 años volteó a ver quien era, era una chica de piel oscura, y cabello afro.
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