Capitulo 3. Berk

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El viento helado de la madrugada golpeaba contra mi rostro, las olas mecían suavemente el barco, la cubierta estaba casi vacía a excepción de dos vigilantes a los costados y el hombre que conducía.
Sinceramente estaba aterrada de conocer mi futuro, sabía que no me casaría por amor, pero no imaginé que sería tan pronto.
Mi lacia y larga cabellera roja estaba enmarañada gracias a las figuras que hacía con ella por la ansiedad de estar tan cerca de Berk. Seguro parecía una pesadilla monstruosa en estos momentos.
-Hola, que haces aquí?- susurro suavemente la voz de Petra detrás de mi a la par que una piel de yak era puesta en mis hombros.
-Gracias- gesticule apenas audible aún con la miraba fija en el vaiben de las olas contra el casco del barco.
-No tienes porque estar asustada sabes -se sento junto a mi con sus penetrantes ojis marron en mi- es normal saber que algo nuevo te asusta, pero siempre lo puedes superar, después de todo eres Ylva la reina cazadora.- Tomó mi mano izquiera acariciando con cuidado las ya blancas cicatrices de quemadura.
-Y quien te dijo que estoy asustada?? -jale mi mano hacía mi pecho con fuerza y clavando mi mirada en sus compasivos (y cansados ojo)
-Por Odin, te conozco desde que somos niñas, eres tan fácil de leer para mi -bufo recargandose en mi hombre con pesar- a veces tienes que recordar que esta bien no estar bien siempre y que aqui estaré yo para ti en cualquier situación.
-Gracias Petra, me asusta que realmente sea muy malo, que tal si tiene 40 años? Ayy no, ya no quiero. -Me deje ir de espaldas contra el suelo apreciando el firmamento cada vez más iluminado siendo mecida por el abrazador mar. Petra imitó mi movimiento pero más gracilmente recostandose a mi lado.
- Enserio renunciarías a tú trono porque te aterra el matrimonio? -se río tan discretamente como solo ella sabe soltando un ronquidos de cerdo provocando que un guardia nos viera de reojo extrañado.
-No seas estupida, primero muerta a abandonar a mi pueblo -bufe com molestia.- Además soy demasiado terca como para soltar mis privilegios. - ella se río aún más ante mi declaración.
-Eres todo un caso perdido, solo espero que sus hijos sean bonitos. -La volte a ver com el entrecejo fruncido mientras veía como no dejaba de reírse.
-Puerca, ya calmate, no quiero hijos de un bastardo que ni conozco, además deja de estar pensandp en mi vida marital y centrate en mi espada, ya esta lista?.- Mi pregunta la hizo brincar y antes de que me diera cuenta ya estaba dando vuelta por el pasillo de tripulación gritando sobre lo tarde que era y que debíamos dormir.
Sabía que no tendría la espada lista pero es una excelente manera de quitarmela de encima, me levante algo entumida por la madera y el frio, mi espalda trono y mocí mi cuello, el guardia que se encontraba cerca camibo hacía mi y exclamo en una voz firme.
-Señorita, estamos a punto de arribar a Berk, dos islotes más y abremos llegado a los acantilados que limitan el territorio de pesca de Berk, debemos estar  desbordando después del amanecer.
-Gracias Erd, iré a descansar, confió la vigilia en ustedes.
Erd asintió con la cabeza en aceptación,  yo me dí la vuelta y partí hacía mi camarote, en poco tiempo tendré que enfrentar otra de mis labores como gobernante, solo un paso más en mi exito como reina de y cazadora de Dragones.
Camine a paso seguro y me encerre en mi camarote sintiendo el calor del lugar penetrar mis huesos, esto seria agotador.

Nuestro sucio secretitoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora