En la mayoría de los casos de gemelos, es frecuente que estos desarrollen un vínculo afectivo más profundo de todos los que podrán formar conforme crezcan y conozcan a más personas.
Los gemelos tienden a encontrar más comodidad entre ellos, hablar de todo y nada. Conocerse más que a nadie e incluso, saber lo que el otro piensa con sólo mirarse o mirar al otro.
Y este, fue o pudo ser su caso.
Desarrollando un lazo inquebrantable, después de todo, en este mundo y en ese repulsivo clan, Maki y Mai únicamente se tenían la una a la otra.
Porque Maki era Mai. Y Mai era Maki.
El cariño, su amor, era el más genuino. El lazo más sano de toda esa mugre llamada Clan Zenin.
Pero como todos los hermanos, incluídos los gemelos, siempre habían diferencias.
Pues, Maki no planeaba seguir siendo menospreciada por los "suyos" y dejarse subestimar por no ser capaz de ver Maldiciones o poder pasar energía maldita a sus armas.
Mientras que Mai, quien sí podía ver las Maldiciones y poseía la capacidad de crear cualquier objeto con su energía maldita (mientras esté no fuese complejo o más grande que su portador), había decidido adoptar una postura sumisa y callada para así no tener problemas con el Clan Zenin. Soportando en silencio el desprecio por su género y la decepción que le generaba a su padre, por no ser suficiente.
Teniendo como único anhelo, el poder estar con Maki, su hermana, su gemela. Creyendo que, mientras pudieran estar juntas incluso en la miseria, la vida sería más llevadera.
No obstante, Maki no pensaba lo mismo. Tenía el plan, la meta y el objetivo de mostrar su valía como hechicera para callarles la boca a su vomitivo clan. Para después destruirlo por dentro.
Y por más que amara y quisiera a Mai, a su mitad en este mundo... Ella no podía quedarse ahí para lograr su cometido.
(Sin sacrificios no hay victoria).
Y Mai que era niña asustada, perdida sin su mitad, dolida por la partida de su hermana, la repudió.
La repudió para que su ausencia no doliera, para poder mantenerse a flote (y cuerda) en este cruel e injusto mundo de la hechicería.
Porque demostrar dolor, no era permitido. Pues... Pisabas o eras pisado.
Pero...
— ¿Por qué no te hundiste conmigo en la miseria!
(¿Por qué te fuiste y me dejaste sola, Maki? ¿Fue tu promesa una mentira?)
No hubo respuesta a su pregunta de niña herida, sólo silencio en ese momento.
(Pero dolía por igual en ambas partes).
... Pero todo dio un giro brusco tras el incidente de Shibuya. Dónde muchos perecieron.
Maki casi mueren, y Mai sintió el horror de que esta vez, su hermana la dejase para siempre. Pero, Maki siempre fue fuerte y tercamente se negaba a morir.
Fue verdaderamente un alivio saber que su hermana, viviría un día más... Aunque, ese chico ojeroso casi no le gustaba —porque le parecía raro y, porque también parecía querer de otra manera a su Maki—, debía admitir que también fue por su ayuda que su hermana seguía con vida y más estable.
No volvió a verla por un lapso, hasta que el desgraciado de Ougi la usó para inculpar a Fushiguro y Maki con tal de deshacerse de ellos que estorbaban para los ruines objetivos del estúpido clan.
Pero, oh sorpresa, Maki otra vez burló a la muerte.
En cambio ella, Mai, sabía que este era el fin del camino.
Sería ella quien debiera decir Adiós. En ese instante lo había decidido pues... Maki era fuerte y tenía metas. Mai no.
Mai sólo tenía un deseo, que era estar al lado de Maki y quedarse ahí. Nunca pidió nacer en el Clan Zenin y tampoco ser hechicera; ese fue el destino que le impusieron y los grilletes que hoy, finalmente, rompería.
Su última muestra de amor: Dar su vida por su hermana.
Darle utilidad a esta vida que le tocó, por Maki. Porque Mai, siempre la amó más que nadie en el mundo.
A su otra mitad.
Por eso...
— Destrúyelo todo, Oneesan.
Destruye nuestro destino injusto y maldito.
(Te amo, Maki. Nunca lo olvides).
-Traumada Taisho
Debía hacerlo, amé todo. Y pues, no toleraré insultos a Mai.