VI

153 14 1
                                    


—Levanta tus manos.

Él ordena y tú obedeces, extendiendo tus brazos, dejándolos a su alcance, entonces él amarra ambas extremidades con la soga que ahora tiene en mano, ejerciendo presión sobre tus muñecas, la suficiente como para que no te las puedas quitar,y no se detiene ahí, dado que también te coloca una venda sobre tus ojos. Todo es oscuridad y ahora sólo dependes de él, como siempre. Y ni por un segundo eres capaz de sentir temor, puesto que tu entrega a él es total y absoluta; sumisión en su estado más puro.

Te toma del mentón y te besa, lo hace de una manera tan obscena, procurando que solamente sean sus lenguas las protagonistas. Te besa y con sólo un beso parece que te roba el alma. Él ama tanto someterte, porque después de todo eres su perfecta obsesion.

Besa y muerde tu boca a su antojo, saboreando la misma con demencia, prácticamente te estaba haciendo el amor con la boca.

Todo tu ser arde al compás de su locura. Todo tu cuerpo desnudo espera por él. Lo deseas tanto.

Su osada boca se encarga de recorrer cada centímetro de tu piel, mostrando una gran lujuria a su paso.

El no poder tocarlo te desarma por completo, pero procuras hacer lo posible por soportar aquella vil tortura. El deseo te quema por dentro pero resistes.

Te vuelve a besar una vez más, para posteriormente tomar tu cuello y los gemidos provenientes de tu boca se adueñan de la habitación. Pero ninguna de las sensaciones hasta ahora experimentadas por su toque, se compara a lo que sientes cuando te coloca boca abajo y comienza a devorar tu entrada anal con su habilidosa y húmeda lengua. Tus gemidos y jadeos de puro goce se pierden en aquellas sábanas blancas y te dejas ir, admitiendo tu derrota y rindiendote una vez más ante él.

Thelonious era superior a ti, era tu amo y señor. 

Su pene se abre paso dentro de ti, y su mano cubre tu boca para no dejar salir el más mínimo sonido. Gemias su nombre como una auténtica puta y eso ya era demasiada provocación, y es que su excitación ya estaba al límite, iba a colapsar por tu causa. Eras la reencarnación del pecado, demasiado adictivo para ser verdad y sin lugar a dudas, su más grande perdición. Bendito y maldito sea el día que te conoció.

Cada penetración profunda y casi rozando lo salvaje, era un intento suyo para poder desahogarse y poder ser libre de todo lo que representabas, pero la realidad era que nada bastaba porque nunca tendría suficiente de tí.

Toda su esencia producto de su excitación penetra en lo más profundo de tus entrañas y te sientes tan lleno, que parte de aquel líquido recorre tus piernas pero no haces más que quedar tendido en aquella cama, mientras Thelonious te observa y poco después comienza a masturbarse viéndote aún amarrado y con los ojos cubiertos sintiendo gran morbo en el proceso.

Enfermizo |Tyrus|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora