BUTTER | YONMIN [ OS +18]

BUTTER III

"Había un silencio que sólo él podía oír, un eco de todo lo que había creído indestructible y que ahora se rompía en pedazos."

🍂🍯🍂

YoonGi se quedó mirando el techo del cuarto de motel, la luz mortecina filtrándose a través de las cortinas baratas y arrojando sombras sobre la pared. Llevaba horas así, inmóvil, incapaz de apagar el eco de su teléfono vibrando a intervalos regulares en la mesa junto a la cama. Cada llamada de JiMin era como una punzada en su pecho, un recordatorio de lo absurdo que había sido en pensar que había sido amado. El silencio que seguía a cada vibración dejaba una calma espesa, un vacío aún más ensordecedor que la vibración misma.

Suspiró, y sintió el peso de la traición aplastarlo de nuevo, como si lo despojara de todo lo que alguna vez fue. Cada vez que cerraba los ojos, veía el rostro de JiMin contra el de Suga, la expresión de éxtasis, las manos de su hermano en su cintura. Su mente le lanzaba imágenes de ellos juntos ahora, probablemente aún enredados en sábanas que él mismo había lavado, que olían a su hogar.

Se preguntó si alguna vez JiMin lo amó realmente o si solo había sido un juego cruel, una broma en su vida ya maltratada.

Cuando el amanecer empezó a despuntar, YoonGi se levantó con movimientos torpes, sus huesos crujieron y sus músculos se quejaron, como si su cuerpo ya no pudiera soportar el peso de lo que había visto. Se lavó la cara en el lavabo del baño, observando su reflejo en el espejo: ojeras profundas, piel apagada, ojos sin brillo. Era como si la persona en el espejo fuera solo una sombra de él, despojada de toda vida. Con un suspiro, se volvió y recogió su maletín, su camisa todavía estaba arrugada y manchada del día anterior, y salió del cuarto de motel, dejando atrás el único lugar en el que había permitido que su desesperación saliera al aire.

Subir las escaleras hacia el departamento fue una tortura lenta, cada peldaño parecía pesado, como si el aire mismo estuviera en su contra. Miró su mano, cada dedo temblando al sujetar el pasamanos, y respiró hondo. Si tan solo JiMin no estuviera... si tan solo el estudio estuviera vacío. Contaba con eso, confiaba en ese pequeño respiro. Siempre se iba temprano a sus clases de ballet, debería estar allí ahora, danzando sin preocupaciones, porque eso es lo que JiMin hacía: bailar por la vida mientras él quedaba atrapado en la rutina.

Al abrir la puerta, apenas sin fuerza para hacer el menor ruido, se encontró con JiMin de pie en medio de la sala, esperando. La sorpresa lo atravesó como un puñal. JiMin estaba ahí, con el ceño fruncido, la preocupación claramente escrita en sus ojos.

—¿Dónde estabas? —susurró JiMin con voz rota, como si estuviera realmente angustiado—. Llamé a NamJoon, pero él tampoco sabía nada de ti.

YoonGi apartó la vista, mordiéndose el interior de su mejilla para no dejar salir todo el veneno acumulado. Se sintió repentinamente agotado, como si el simple acto de estar en la misma habitación con JiMin le robara las pocas fuerzas que le quedaban.