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• Un chico de cabellos anaranjados estaba sentado guardando la cajetilla de cigarros en su mochila un poco mal cuidada, en eso se pone a buscar en sus bolsillos su encendedor color rojo y al no encontrarlo se le suben los nervios. Con el cigarro en la boca se levanta de su asiento para poder buscar en los alrededores del lugar a ver si con éxito la encuentra, ya que en su mochila nunca la guardaba ahí y solo recuerda haberla dejado en su bolsillo del pantalón.
Al no tener éxito de encontrarlo se saca aquel producto de tabaco y mal para su metabolismo sin más solo guardarlo e irse viendo que estaba llegando un poco tarde a clases.
Ya bajando las escaleras se encuentra un chico de rapado púrpura, y ya con solo verlo le subieron los nervios por segunda vez. Aquel joven se acercó a pasos lentos al de ojos verdes para darle un pequeño golpe en la cabeza.
— Si pensaste que te ibas a salvar con escabullirte a fumar, estas equivocado ahora pasame la cajetilla —
— No pude fumar, no encontraba mi encendedor y por lo que veo se me perdió sin más —
El de hebras moradas solo pudo suspirar viendo al pobre chico de pecas jugando con sus manos, sabía que tenía un problema con fumar por el estrés que pasaba. Ya tenían su tiempo conociéndose y eran solo una amistad que solo eran regaños leves por parte de Mitsuya y bromas tontas por parte de Takeru. Digamos que el chico de hebras naranjas solo un flojo y despistado, a lo que debido a su estrés acumulado se debe a tanto trabajo en el hogar ya que su madre es una alcohólica, su trabajo en cafetería y tareas del Instituto.
Para el si estaba totalmente cansado aunque lo que más puede calmarlo son los cigarros, es una adicción mala que le dio uno de sus compañeros de trabajo. El sabía lo malo que puede ocasionar aquel tabaco, pero no puede evitarlo en cada momento de estrés necesita un cigarro y esta muy inquieto si no tiene uno prendido en la boca. Eso si, últimamente no deja de pensar en el chico que ahora lo lleva a rastras hacia el Salón de ambos y por obvias razones no quiere conversarlo con nadie respecto hacia sus sentimientos.
— Por cierto, ya que no pudiste fumar ¿como te sientes? —
— Muy ansioso necesito uno ya, más encima no creo que pueda soportar dos horas de clases sin haber fumado antes —
— Escucho bullicio en el salón, estamos de suerte que el profesor de lengua no está, veremos si tu encendedor está dentro o si no te las tienes que aguantar de alguna forma —
— Me parece una buena idea pequeño delincuente —
El de orbes verdes solo puede reír ante lo que él había dicho y solo el otro joven no tuvo otra opción más que suspirar.
