Regresaste

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Como si nunca se hubiesen camuflado cinco años de eternos otoños, y sin ninguna carta de perdón de por medio, acogimos el milagro de conocernos nuevamente.

Nos regalamos la oportunidad de nuestra primera conversación, después de que los años y el abandono se hayan adelgazado por completo.

Logré saber más de ti,

ahora era más consciente de ti

y de todo lo que había a mi alrededor.

Me percaté de tu crecimiento, de la madurez que me regala ahora tu sonrisa.

Que, en lugar de hincarme, mi corazón se alegró mucho al escuchar que cumplías todos los sueños que solías contarme los sábados de enero.

Exactamente, al mismo corazón que me hizo enamorarme de ti.

Aunque al principio, me resultó difícil que ahora seas el hombre que solo apareciese los fines de semana, cada tarde de tráfico, en cada historia que subo a Instagram.

Resultó extraño ver que no regresó la persona de quien tanto me enamoré, resultó triste encontrarnos en caminos tan distintos.

Pero regresaron algunas historias en común, las mismas sonrisas que me alegraban solo a mí, la frágil felicidad cuando tú no estabas, y la misma magia que dejamos atrás.

Regresaste sin significar un peligro latente para mí, y lo supe cuando mi corazón no se sentía obligado a redescubrir el origen de nuestro pasado amor.

No regresó la intensidad que yo temía volver a sufrir o el tiempo que demoré en conocerte ni el fantasma tuyo que pensé que seguía habitando en mí. Aunque, después de tanta tristeza en mi vida, es gratificante poder darnos un amigable saludo de vez en cuando, en cada evento que te recuerde un poco de mí.

Te pido perdón, si lentamente se me borraron de la mente las memorias que aún recuerdas de nosotros.

Pero no creía posible que, varios años después, reviviéramos una segunda primera impresión.

Que después de nuestra primera despedida, traté de darle honor a todos los días que estuve enamorado de ti.

Que, inevitablemente, llegó el día en el que nuestros buenos momentos dejarían de ser frescos y quedasen expuestos al desgaste perpetuo del tiempo.

Discúlpame, pero tuve mucho que aprender.

Mil poemas a tu nombreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora