4

6.4K 486 94
                                    

"Te ves feliz el día de hoy."

Sam le sonrió a la pequeña niña que estaba jugando con una torre de legos y que luego la tiró con fuerza, se rio y volvió a comenzar a apilar los cubos con una mirada llena de concentración. Ella era dulce. Le dio una mirada a Angela, la otra maestra de su grado. Ambos tenían la misma edad pero ella era más segura y relajada, además estaba comprometida. Sus mejillas se calentaron un poco antes de sonreír raro. "¿Me veo feliz?"

"Sí." Entrecerró los ojos y se inclinó hacia él mirando profundamente en sus mirada. Después levantó una ceja y sonrió. "¿Estás enamorado, Sammy? Puedes decirme, no le diré a nadie." Picó su hombro con un dedo. "Vamos, vamos."

"No es así," dijo, dando un paso lejos de ella, escuchándola reír. Sam rodó los ojos y comenzó a recoger los juguetes regados por el piso. "Déjalo ir."

"¿Por qué no quieres decirme?"

"No hay nada que decir."

"Aw, hombre. Vamos, me gusta saber. No tengo muchos amigos y me gustaría saber tu situación." Ella se acercó y tomó los peluches de sus manos mientras le sonreía. "Podría darte consejos. Ya sabes, llevo años con mi prometido, sé algo de relaciones."

"Estoy seguro de eso."

"¡Oye!" Angela se quejó. "No de esa manera."

Riéndose se encogió de hombros y fue por la caja de los juguetes. "Déjalo ir."

"Bien. Pero algún día me dirás."

Sacudió la cabeza, dándole la espalda, pero su rostro estaba rojo y caliente de vergüenza. ¿Cómo se supone que solo hablara de esas cosas con tanta tranquilidad?

*** 

El trabajo lo mantuvo bastante ocupado por varios días, en los que se la pasó con los padres y los niños en un pequeño campamento, solo una actividad que realizaban para hacer que los niños fueran más amigables y se conocieran mejor. 

Pero nada era tan agradable como regresar a casa después de unos agotadores días. Ya no era tan joven, mucho menos atlético, pero perdía la poca energía que tenía al tratar con niños y padres. Su alma estaba cerca de salir de su cuerpo mientras estacionaba en frente de su casa y apagaba el auto. Cerró los ojos y se tomó un momento para reunir la energía suficiente para caminar dentro de su casa.

Un golpe en el ventanilla hizo que se sobresaltara y abriera los ojos de golpe. Jonah estaba mirándolo con esos encantadores ojos suyos, inclinado hacia abajo, luciendo curioso. Joder, joder, joder... No lo había visto desde San Valentín, después de su beso. Se mordió el labio con fuerza antes de bajar la ventanilla y mirarlo.

"¿Estás bien?"

Su rostro se sintió tan caliente que sintió que iba a explotar. Su voz sonaba tan suave y lenta, pero sus ojos solo podían mirar los labios del hombre fijamente. Lentamente, asintió, humedeciéndose los labios, subiendo la mirada para verlo. 

Jonah frunció el ceño, mirándolo fijamente antes tragar con fuerza. "No me mires así, por favor, Sam." Pero estiró una mano dentro del auto, acunando su mejilla y acariciando su piel con el pulgar lentamente. Se apoyó en el toque de inmediato. Ni aunque lo hubiera intentado, habría podido apartarse. Jonah era el único hombre que había deseado tanto. Esto era como un sueño. "¿Por qué no sales del auto? ¿Ya cenaste?"

Cuando apartó la mano, Sam suspiró y sacudió la cabeza. "Todavía no." Tomó la mochila a un lado y la colgó de su hombro mientras salía del auto. 

"Puedo preparar algo para ti," Jonah dijo, apoyándose contra su auto y encogiéndose de hombros mirándolo con una tranquila expresión. Sam tragó con fuerza, comiéndose toda su figura con los ojos antes de volver a mirarlo a los ojos. "¿Qué dices?"

[GAY] Profundos Deseos: JONAHDonde viven las historias. Descúbrelo ahora