Leyendas Disgregadas

Prólogo: Rompiendo la realidad.

El mundo es inmenso.

En este vasto planeta, casi cualquier cosa es posible de realizar. Desde volar por los cielos, hasta explorar el rincón más profundo de los mares. Lo único que nos mantiene al margen son los límites establecidos por nuestros cuerpos humanos. Los mismos limites que son imposibles de superar en una Época Moderna sin misterio aparente.

En la actualidad, no existen bendiciones que puedan superar los límites, es por ello que las reglas deben ser seguidas por igual. Aún si los humanos logran exceder sus límites establecidos, el sistema de defensa del mundo se empezaría a mover en respuesta al inusual acontecimiento, provocando que vuelva a su sitio original.

Nada puede moverse de su lugar. Todo debe permanecer en orden.

Sin embargo, existen personas que han superado los límites establecidos, trascendiendo el propio mundo con sus hazañas impresionantes. Sus historias fueron tan legendarias, que a menudo se les consideran mitos ficticios.

Aquellas personas son llamadas: "Espíritus Heroicos."

Los Espíritus Heroicos son registrados en el Trono de Héroes, un lugar completamente inaccesible que ignora cualquier mundo o línea de tiempo. Finalmente, las almas de esos guerreros son almacenadas como si se trataran de una reliquia sagrada, limitando su poder original en caso de una invocación hecha por un practicante de taumaturgia.

El Trono de Héroes es capaz de albergar cualquier tipo de alma. Su capacidad es casi infinita y se extiende más allá de eso. No importa si son héroes, villanos, dioses, o mitos que pasaron de boca en boca, el Trono de Héroes todavía podrá registrarlo en sus dominios.

Y por supuesto, eso incluye almas sin reconocimiento.

En toda la historia humana, han existido personas sobresalientes con capacidades impresionantes. Pero lamentablemente, no pudieron obtener "fama" en sus pequeñas hazañas realizadas. Debido a eso, muchos guerreros no lograron entrar en el Trono de Héroes, por lo que sus datos se perdieron para siempre.

O al menos, la gran mayoría.

Como en cualquier cosa, existen excepciones, y en esta ocasión no sería diferente.

Dos existencias inusuales se habían manifestado para luchar en una guerra. Sus habilidades eran monstruosamente poderosas a pesar de no tener fama en el mundo humano, y sus fuerzas eran completamente impresionantes por si solas.

Ellos dos fueron personas comunes y corrientes. Personas que perfectamente podrían ser como cualquier otra. No obstante, eso estaba lejos de ser verdad. El gran talento exquisito con el que portaban demostró que no eran personas comunes, aunque por momentos parecían serlo.

Aun así, el mundo no necesitaba actuar ante tales existencias. Después de todo, era imposible que personas de ese tipo rompieran la realidad. Y aún si pudieran romperla, no lograrían nada con eso.

Pero hubo dos cosas que el mundo no previó. Dos cosas que el mundo nunca debió haber subestimado en esos dos guerreros.

La capacidad de copia, y la capacidad de romper el espacio-tiempo.

En un escenario como cualquier otro, esto jamás sucedería. Pero gracias al descuido del mundo y al Santo Grial, este escenario se podía volver realidad. Un escenario en el que dos personas fueron capaces de ignorar su propio mundo y saltar a otro, evitando los dominios de Gaia y Alaya en el proceso.

Un escenario que prácticamente era un milagro.

Gracias a una simple batalla, ambas personas consiguieron alcanzar un milagro en otro mundo. Un mundo que no tenía nada que ver con el que conocían. Y un mundo que no portaba con el mismo sistema que el suyo.