Prólogo

1.6K 260 75
                                    

¿Qué hago?

¿Dónde pongo las manos?

¿Lo estoy haciendo bien?

¿Esto es un desastre?

Creo que estas eran las preguntas básicas que toda adolescente se hace cuando se encuentra a punto de perder su virginidad. Mi momento había llegado y estaba que no me lo creía.

Tenía la cabeza echa un lío mientras Peter Sanders dejaba besos húmedos en mi cuello y se deslizaba a mis pechos. Sus manos apretaban con fuerza mis piernas. Opté por cerrar los ojos y concentrarme en el placer.

Por mi cabeza pasaron la largas horas de porno que veía junto a mi amiga. Eso debería servir para no quedar en ridículo frente al chico que me gusta.

—Espera —le detuve justo en el momento que sus manos se acercaron a mi vientre— Necesito unos segundos.

Me levanté, Peter me miró con el ceño fruncido y salí corriendo para encerrarme en el baño con mi teléfono en la mano.

«Por favor contesta»

—Hola, Cris ¿qué pasa? Creí que estarías con Peter, hoy es la gran noche —escuchar la voz de mi mejor amiga me dio calma.

—No puedo Bi, por favor ayúdame —susurré— No considero que esté preparada para esto.

—¿Cómo que no puedes? Peter y tú son la pareja más popular del colegio y llevan más de dos años juntos —protesta— Ya es hora. 

—Le quiero es el amor de mi vida, pero no estoy preparada, aún no es el momento. Joder. 

—Muy bien háblalo con él piensa bien las cosas —me aconseja y me la imagino con los ojos en blanco. Un poco irritada— Peter va a entender, se comporta como todo un caballero. Esto no será nada.

—Pero y sí... —Me había cortado ya la llamada.

Suspiré una vez más, abrí la puerta. Peter me esperaba sentado en la cama, tomé lugar a su lado y este acaricio mis piernas con delicadeza.

—Debemos hablar —trago en seco y busco su mirada con la mía.

—¿Qué sucede? —preguntó observándome con esos ojos verdes que me gustaban tanto.

—No estoy preparada, te quiero, pero no puedo, no hoy, no ahora. Entiendo si tú no puedes seguir esperando por mí...

—Yo voy a esperar por ti el tiempo que haga falta porque para eso te amo —comentó—, tienes que tener presente que ya pasaron cuatro años de aquel accidente y no puedes arrastrar con eso siempre. La vas a querer toda la vida por supuesto, pero tienes que ser fuerte y seguir adelante.

—¿Me puedes llevar a casa?

No quería hablar de ello. En el fondo sabía que era por el maldito accidente que no estaba preparada.

—Amor, tienes que hablarlo conmigo, soy tu pareja y te voy a apoyar siempre sin importar nada. 

Las lágrimas empezaron a rodar por mis mejillas, tomé el cuello de su camisa y empujé a Peter hacia mí para que me cogiera en sus brazos. Su aroma inundó mis fosas nasales y me quedé en silencio por un rato.

—No llores —beso mi frente—. Te llevaré hasta tu casa. No tengo ningún problema en esperar toda una vida por ti. Te amo, ¿Lo sabes, verdad?

—Lo sé —murmuré— Es por eso que yo también te... amo —me había costado pronunciar esa última palabra, ya que me sentía vacía.

Peter y yo antes de empezar con nuestra relación éramos los mejores amigos, a veces yo solo veía en él un amigo. El apoyo que necesitaba para seguir adelante en todo.

Aunque esa pizca que le llaman amor, no la sentía. Por más que lo intentaba no sabía cómo amar a una persona.

De camino a casa nos detuvimos en un semáforo, debo admitir que el tráfico a esta hora es un asco. Mi mirada viajó a través de la ventanilla. 

Por una extraña razón me concentré en un chico que esperaba en moto.

Me quedé anonadada observándolo, llevaba un pulóver negro mostrando unos músculos muy definidos cubiertos de tatuajes, el pelo oscuro y rebelde caía sobre su frente...

¿Espera tiene los ojos de diferente color o son el reflejo de las luces?

Parpadee varias veces intentando salir de sus encantos. Su mirada conectó con la mía, me guiñó un ojo. El motor vibró bajo su cuerpo y aceleró sin esperar el cambio de luces.

Algo en mi interior se encendió de tal manera que parecía una advertencia con letras en rojo: Problemas.

Imperfect ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora