Fallando

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Una vez en la habitación se dispone a cerrar con seguro para que nadie se de cuenta, procede a poner delicadamente sus manos por encima de su propio cuello haciendo así cada vez más fuerte el agarre, hasta hacer que su rostro se vaya tornando de un rojo y morado intenso.

Tratando de sentir al máximo la sensación de explosión en su cabeza y rostro, hasta llegar el momento el que ya no puede seguir más...

Es ahí cuando suelta el agarre sintiéndose una cobarde por nunca acabar las cosas permitiendo que el oxígeno llene una vez más sus pulmones.

Dispuesta una vez más a ponerse la máscara de piel que el dia de hoy llamaremos tranquilidad

Yo Y Mis Estupidos PensamientosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora