When everything is blue~ Traducción

Capítulo 1. Ser Cool

Título original: Be Cool.

Estar caliente y tener casi dieciséis años es absolutamente lo peor.

Tómame de ejemplo, Theodore Wooten tercero, paciente experto en que se me pare inesperadamente. La causa de mi padecimiento amoroso: Chris Mitcham. La cura: ¿Cómo demonios voy a saberlo?

Con su cabello aclarado por el sol, sus tibios ojos marrón y su actitud de ¿A quién carajos le importa?, las personas son atraídas a Chris como hormigas a una lata de soda, incluyéndome a mí. Él ha sido mi mejor amigo desde el sexto grado cuando unos tipos rudos me apartaron del camino y trataron de escupirme en la cara y molestarme. Chris los detuvo y amenazó con patearles el trasero aun cuando estaba por su cuenta y ningún arma para defenderse. Pienso que ellos creyeron en su convicción. Sé que yo lo hice.

—Chris está de regreso.

Mi hermana gemela, Tabitha, entra apresurada a mi cuarto, aun cuando la puerta estaba casi cerrada. Cuando nos mudamos a este apartamento, el dueño le pagó a un contratista para que dividiera la habitación grande en dos, para que así pudiéramos tener cada uno su cuarto propio. Tabs obtuvo la parte del baño, y yo la ventana. Considerando la vista hacia la propiedad de Chris, donde se le puede hallar paseándose sin camisa en la naturaleza, ahora se ve como un trato justo.

—Se supone que debes tocar —me quejo. Mi estómago es una mezcla de emoción y nervios al enterarme que Chris está de regreso. Mis sentimientos hacia mi mejor amigo se han vuelto más complicados desde el año pasado o algo así. Tenía la esperanza de que un verano estando separados simplificaría las cosas.

—Sí toqué, Theo. Solo que tu no me escuchaste —dice Tabs. La de la última palabra.

Estaba mirando unos videos de skate online con mis audífonos puestos. La música estaba alta, pero no tan, alta. Aviento mi Tablet en la cama, me levanto y me estiro, retrasando lo inevitable.

—Oooh, él luce bien — dice Tabs mientras abre la ventana, picando mi interés aún más—. Musculoso y bronceado. Ha estado ejercitándose.

—Probablemente solo surfeando. –Una nube del aire húmedo de Florida me envuelve mientras me robo una mirada sobre su hombro. Ella tiene razón. Está aun más magnifico que hace dos meses. Desde que Chris cumplió sus trece años sus músculos siempre han estado brotando como palomitas de maíz en un microondas. Levanta una hamburguesa hacia su boca y brotan bíceps, se levanta sobre la cama y boom, ahí están sus abdominales. Mientras que yo crezco más alto y delgado, y tengo que lidiar con mi mamá diciéndome que me pare derecho o me va a dar escoliosis, que estoy bastante seguro de que así no es como funciona esa enfermedad, pero es difícil discutir con mi mamá cuando piensa que tiene la razón.

Mi hermana le habla hacia abajo a Chris. Lleva cargando una nueva tabla de surf, de color azul fuerte, probablemente un regalo de su papá. Él mira hacia arriba y levanta su mano libre para saludar de forma amistosa.

Mi estómago se revuelve en una forma que me genera nauseas. Los sentimientos aún están ahí, el cuchillo afilado que me corta el esternón y me revuelve los intestinos. Levanto una mano en forma de saludo y espero estar lo suficientemente alejado para que él no note nada extraño en mi rostro.

—Bajen —Chris nos llama—. Traigan sus trajes.

Ya llevo puesto mis shorts para la tabla y una camiseta. Vestimenta estándar del verano. Vivimos lo suficientemente cerca de la playa para ir en bici o patineta, aunque mi mamá odia que ande por el tráfico. A veces solo voy a andar en skate a lo largo de la costa y olfateo el océano. Me recuerda a Chris.

Mi estómago retorciéndose se hace un apretado nudo de ansiedad al pensar en nuestro encuentro, pero sería raro que mi hermana fuera y yo no. Además, lo he extrañado como loco. Me aburrí tanto este verano, por fin pude realizar el nightmare flip en mi patineta. Algo que añadir a mi solicitud de la universidad.