Cuarta parte.

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—¡Oye Izu-chan, vamos a comer juntos!- la voz estridente y chillona de aquel estúpido niño le molestó dema.

No iban arruinar su comida con Deku, primero muerto antes de que eso pase, y menos ese día, que el mismo había cocinado la comida que tenía en los bentos.

Se acercó a ellos y vió como el pecoso trataba de negarse nerviosamente, estaba rodeado de niños y eso era algo que no le gustaba mucho, a Izuku nunca le agradó tener tanta atención.

—¡Será mejor que se larguen extras, es ya tiene planes conmigo!- llegó al sitio soltando su aroma potente y amargo, molesto.

Los demás temblaron, pero como alfas que eran no se dejaron intimidar tan fácil, uno de ellos se acercó y dió un paso al frente, dando a entender que competiría por el para obtener la atención del pecoso.

Peleas de alfas por omegas era muy común, algo casi normal, pues tampoco ocurría tan a menudo si el Omega no quería, pero si el Omega estaba indeciso los alfa peleaban para demostrar quién era más fuerte.

Katsuki arrugó su nariz ante el aroma de su oponente, era agrio, como limones y hierba seca. Era de su mismo grado y lo había visto un par de veces por los pasillos cerca de su salón.

—¿¡Y tú qué!?, El no ha dicho que no, lárgate tú, Bakugou.- él gruñó, y Katsuki lo hizo también, sacó el pecho y se acercó.

Sin embargo, no le dijo nada, aún con toda sus ganas de darle una paliza al frente de los demás para demostrar quién mandaba. Solo miró al pecoso de reojo y éste se acercó a ellos, interponiendose entre los dos.

—Lo siento Nakato, pero Kacchan es mi alfa, y quedé en una cita con el hoy.- Katsuki sonrió cínicamente al ver rostro de sorpresa que tenían los demás y sobre todo el estúpido alfa que le retó.

—¡Estás mintiendo, no es cierto!- aún no se daba por vencido el idiota, apretaba los dientes y parecía que iba a estallar se rabia en cualquier momento.

—¡Si es cierto, Kacchan es mi alfa!- Katsuki sabía de antemano que Izuku odiaba que lo tratarán de mentiroso, por esa misma razón siempre que hacían algo guardaban el secreto, era mejor no decir nada a que mentir.

Izuku se acercó al rubio y plantó un beso en sus labios, fue algo torpe e inocente, pero lo suficiente para callar a los demás. Cuando se separó tenía un sonrojo en sus mejillas, fue como si la timidez hubiera vuelto a su sistema de razonamiento.

El pecoso se escondió detrás de su espalda, mirando a los demás con solo un ojito, su aroma feliz y nervioso le delataba, no estaba arrepentido de nada.

—¿S-si ven?, Les dije la verdad. Vamos Kacchan.- Izuku lo terminó jalando fuera de la multitud. Katsuki sonrió, sintiendo su corazón latir como loco.

El rubio miró por última vez hacia donde estaban los demás, hizo lo que un Bakugou ganador haría, al menos su madre, les sacó el dedo del medio mientras sonreía burlonamente.

Llegaron a fuera, buscaron una banca bajo la sombra y se dispusieron a comer, Katsuki se maravilló con la expresiones de satisfacción que hacía el Omega al probar su comida.

Días después, se estaban preparando para el festival de luces, ambos estaban en la casa del alfa rubio, quedaba un poco más cerca del parque en donde darían dicho festival.

Izuku se hubiera arreglado en su casa, pero quería darle un poco de espacio privado a sus padres, que tuvieran tiempo a solas, al menos esa había sido la escusa.

Los padres de Katsuki aún no llegaban y faltaba bastante para que lo hicieran, siendo dueños de una empresa de diseño, les hacía pasar mucho tiempo fuera de casa, pero eso no significaba que descuidan al rubio, se toman días libres entre semana y algunos fines de semana completo para pasarla en familia.

Inocencia.(Katsudeku./Omegaverse.)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora