03. Felicidad.

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Era fin de semana. Había pasado una semana completa desde la última vez que Yoongi fue al local en el que trabaja Jimin desde que el chico había quedado confundido, y el mayor solo sentía que el dolor se intensificaba en su cada parte de su cuerpo, pues aun sin memoria el mayor se daba cuenta de las cosas que el chico de mejillas regordetas y labios hinchados hacia sin darse cuenta de sus acciones, terminando por mirar a un Min Yoongi confuso y cuestionándose que era aquello que tanto se pasaba por la cabeza del mayor.

Cada momento para ambos era algo crucial en el cual Min prefería no encontrarse con el chico más bajo porque cada vez que lo observaba tenía unas ganas inmensas por abrazarlo, cada vez que llego a verlo aún que fueron solo unas dos luego del accidente quería lanzarse hacia él y hacerlo suyo como tantas veces lo había recorrido con sus manos. Pero no podía. Por su culpa Jimin ya no era suyo, al menos no completamente. El menor ya no recordaba sus caricias y ya no era capaz de reconocer a su amor, pues su mente se veía bloqueada, pero el menor sabía que ese chico representaba quizás algo importante en su vida, por las veces que el mayor lo miraba con ojos de amor, de un amor inmensamente puro y deseoso, de esos amores que desearías que no acabaran nunca, que sientes que tienes alas y puedes volar lejos junto con esa persona, para ser totalmente felices, un poco de esos amores que se consideran tontos y cursis pero amaban ambos, aun a pesar de la personal de Yoongi. Pero la realidad golpeaba a el chico pelinegro cada vez que recordaba momentos juntos y esa cama que antes compartían ya no era una cama matrimonial para ambos, era una cama matrimonial totalmente y solo para él, sin compañía, sin sonrisas y sin la presencia de su bello pelirrojo.

Jimin se encontraba aun en el local donde preparaba deliciosos platillos de postres, no lo veía como un trabajo porque él amaba hacer lo que hacía, más que nada, era como si le pagasen a alguien que ama descansar por el simple hecho de dormir .

-Mhm. -el chico se encontraba totalmente capturado por las mezclas que hacía a la hora de revolver ingredientes para preparar sus postres. Con una sonrisa en sus labios y deleitándose del olor a recién horneado o a ese olor que desprendía la nevera a la hora de abrirla para meter algo nuevo en ella. Estaba tan metido en los pensamientos que provocaba aquel chico pálido que no salió su postre como él esperaba.- agh, creo que esto no le gusta a Jin, ni a Namjoon, tiene que ser algo nuevo... manzanas, manzanas...

Termino pensando más de la cuenta, recordando a aquel chico de cabellos negros, piel pálida, rasgos delicados y labios finos, preguntándose porque no había vuelto a ir luego de haberle preparado aquellos postres, que el eligió diligentemente a pesar de ser postres muy comunes.

-¿Sera que no le gusto...? -se detuvo a recordar aquellos pequeños ojos gatunos que poseía el pelinegro, se vio tan absorto que de la nada suspiro. - es lindo... -luego reacciono ante lo que había dicho, colorándose hasta las orejas y negando rápidamente.- ¡NO!, ¡definitivamente no es nada!, tengo que enfriar mi cabeza. ¡Si, enfriar!, es eso, necesito caminar un poco.

Cambio su ropa blanca y lisa, por una sudadera color blanco y unos pantalones de chándal color negro. Tomo sus llaves y cerró la puerta tras él, coloco sus audífonos y puso música mientras corría por un parque, vio una tienda de conveniencia y decidió parar. Agitado por el esfuerzo se detuvo después de entrar. Su respiración estaba agitada y recargo sobre sus rodillas sus manos para descansar unos segundos hasta que una figura que parecía conocida llamo su atención. Figura ni tan alta ni tan baja, espalda pequeña, pero a la vez de un tamaño perfecto, aquellos mechones cayendo hacia atrás, y esa piel lechosa que se dejaba ver en el espacio del cuello. Rápidamente negó por esos pensamientos que tenía y decidió acercarse a Yoongi.

-¡¡Yoongi hyung!! -grito Jimin animado.

-¡Waaah! -Yoongi di un notable salto hacia delante haciéndolo casi caer frente aquella sección de postres que figuraban en la vitrina.– ¡me asustaste idio... -dijo mientras se daba cuenta de donde provenía la voz. Callándose al instante y solo observándolo.

-Hyung, ¿vives por aquí? -pregunto Jimin curioso.

-Si... vine a comprar unas cosas, ¿y tú? -pregunto Yoongi manteniendo su aspecto frio y serio, sin una expresión.

-Estaba dando una caminata y decidí entrar... -fijo su vista en aquella pequeña canasta que figuraba en las manos del pelinegro, haciendo un puchero y frunciendo sus cejas. Rápidamente tomo el canasto que sostenía en sus manos haciendo a Yoongi dar un respingo por la rapidez y el rápido movimiento. Para después pasar a devolver todos y cada uno de los postres aun manteniendo ese adorable puchero en sus labios hinchados.

-¿Qué haces Jimin? -pregunto Yoongi confuso, pero pensando que era simplemente adorable verlo con ese puchero en sus labios carnosos, y esa actitud de niño pequeño. Como amaba a ese chico... aun cuando el chico no supiera con exactitud quien era el pálido frente a él, que lo observaba hasta terminar de acomodar los postres en donde estaban.

-¿Acaso no te gustaron nuestros postres? -pregunto Jimin alicaído.

-No... estaban deliciosos -dijo Yoongi con una sonrisa lastimera llena de recuerdos.

-¡Lo se! ¿Verdad que si?, ven vamos. -no pudo refutar porque cuando menos lo espero el chico pelirrojo ya corría con una sonrisa sujetándolo de la mano.

El solo pensaba que hace mucho no sentía sus manos en la suya, que hace mucho no existía esa cercanía y que solo deseaba apretar su mano más y regocijarse con el calor que desprendía su cuerpo a través de su palma y la esencia que golpeaba su rostro provocada por el viento, y haciéndolo más fácil ya que el pelinegro yacía detrás del pelirrojo corriendo con él sin necesidad de correr más rápido para colocarse a su lado. Quería disfrutar esa esencia que se colaba en sus fosas nasales una vez más, sin sentirse culpable. Recordó todos los momentos en el que se veían felices, y casi pudo ver la sonrisa de Jimin frente a él, abrazándolo y confortándolo, diciéndole que no podría olvidarlo. Todo lo que puso hacer, fue sonreír, por primera vez sinceramente, a pesar de la dura realidad que la acompañaba y sin la culpabilidad que apretaba su pecho, derramando unas pequeñas lagrimas que se apresuró a limpiar lágrimas de profunda tristeza que apaciguo recordando las locuras del menor, como esta misma y comenzó a reír, una risa necesitada del cariño de su pequeño, pero llena de la felicidad de saber que Jimin seguía siendo el mismo tras su perdida, y al igual que él Jimin comenzó a reír, y eso a Yoongi solo pudo endulzarlo más, recordando cuanto lo amaba cada vez más.

El pequeño sin ser completamente consiente del por que la risa de su mayor, la atribuyo a que se sentía igual de feliz que él, dándose cuenta de que hace mucho no se sentía así.

Verdaderamente feliz. y ahí se preguntó, como una persona podía causar tanto en él a pesar de no conocerla.

-Esto es fantástico -susurro para sí mismo mientras lo continuaba guiando, con una sonrisa en su rostro.- espero poder recordarte algún día.

-¿Dijiste algo? -pregunto Yoongi sin borrar su sonrisa.

-Nada, vamos -sonrió de vuelta Jimin y continuaron corriendo en la oscuridad de la noche. Aun con la felicidad por delante y las cálidas manos de ambos unidas como si fueran una sola alma.

• Finjamos que nada paso • | Yoonmin | AdaptaciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora